La periodista de investigación Khadija Ismayilova se ha especializado en la cobertura de los temas tabú de Azerbaiyán: la corrupción y los conflictos de intereses al más alto nivel gubernamental, informa Reporteros Sin Fronteras (RSF).
Khadija Ismayilova en los estudios de Radio Baku
Para hacerla callar, se utilizó una cinta de contenido sexual en un intento de chantajearla en marzo 2012, pero, en vez de cesar su trabajo, ella republicó sus principales artículos.
Ismayilova mantiene un pulso con un régimen decidido a silenciar a todas las voces críticas. Y ha pagado el precio en su propia carne: denostada por los medios gubernamentales, procesada por cargos de espionaje y de difamación, interrogada a menudo… Finalmente fue detenida bajo cargos absurdos en diciembre de 2014, después de llevar varios meses siguiendo los casos de los defensores de los derechos humanos detenidos, organizando el apoyo legal y la asistencia a sus familias, ayudando a trazar una lista de los presos políticos e informando a la comunidad internacional con constantes alertas.
Las autoridades han encarcelado Ismayilova, pero no han logrado hacerla callar. En las cartas que logra sacar de la cárcel, ha continuado criticando al gobierno y llamando a la resistencia. Como resultado, la han confinado en aislamiento.
A unos pocos metros de su celda, el también detenido periodista Seymour Khazi la homenajeó en una carta abierta el pasado enero. “No sé si es por la naturaleza extremadamente patriarcal de nuestra sociedad (…), pero cuando querían referirse a la fuerza, la determinación o el coraje de una mujer, nuestros padres siempre decían: ‘Esta mujer es como un hombre´. Hoy en día (…) para referirse al carácter y la fuerza de la voluntad de un hombre, yo diría más bien (…) este hombre como Khadija”.