Después de Grecia, ahora ha sido Bulgaria quien ha anunciado sus planes de construir una valla en la frontera con Turquía. Pero a diferencia del gobierno griego, que ha indicado que su intención es frenar la inmigración ilegal (unos 40.000 personas cruzaron esta frontera de forma irregular durante el año 2010, según la agencia europea de protección de fronteras), el propósito oficial de los búlgaros es “impedir que los animales con fiebre aftosa crucen desde Turquía a Bulgaria”, según ha declarado el ministro búlgaro de agricultura, Miroslav Naidenov.
Estos comentarios no han sentado nada bien en Turquía, y las reacciones no se han hecho esperar. “La Unión Europea está dibujando una línea en la frontera turca, entre los mundos del cristianismo y el islam. Esto no puede ser tomado a la ligera”, asegura Sinan Ogan, director del Centro Turco para las Relaciones Internacionales y el Análisis Estratégico, un think tank de signo nacionalista. Ogan acusa a la UE de tener una “agenda oculta” tras la construcción de este muro, que será “similar al de Berlín o al que Israel ha construido en Cisjordania”.
Bulgaria comparte 143 kilómetros de frontera con Turquía, de los que, por ahora, sólo 29 están vallados. En realidad, el proyecto, tal y como se ha ocupado de señalar la prensa búlgara, pretende reconstruir un trazado divisorio que ya existía en tiempos de la Guerra Fría y que fue retirada tras la caída del comunismo en 1989.
En las últimas semanas se han producido unos 700 casos de fiebre aftosa en ganado vacuno y porcino en el sureste de Bulgaria, que las autoridades de ese país atribuyen al contagio turco. “El último caso de fiebre aftosa en Bulgaria tuvo lugar en 1998. En cambio, en Turquía ha habido 1.100 casos recientemente”, ha señalado el primer ministro búlgaro, Boiko Borisov, indicando implícitamente que la culpable de ese brote es la vecina Turquía.
“Los costes [del proyecto] serán cubiertos por el estado”, asegura el ministro Naidenov. “Si recibimos compensación de Bruselas, perfecto. Si no, aún así será más barato para nosotros construir una valla y proteger a nuestros granjeros que tener que pagarles una compensación por los animales”, declara.
¿Son sinceras las autoridades búlgaras?
“Nuestra región está libre de fiebre aftosa”, afirma, por su parte, Mustafá Yardimci, miembro de la Unión de Cámaras e Intercambio de Mercancias de Turquía. “Incluso si construyen la valla, los animales encontrarán una manera de cruzarla”, dice, indicando que el proyecto será extremadamente costoso y sin embargo no funcionará.
¿Son sinceras las autoridades búlgaras cuando apuntan a la fiebre aftosa como motivo para la valla? Lo cierto es que Bulgaria parece un destino mucho menos atractivo que Grecia para la inmigración ilegal, dado que el país no está dentro de la zona Schengen, en la cual no existen controles ni restricciones de movimientos para los viajeros. En 2010, a pesar de que las autoridades búlgaras aseguran que se ha producido un incremento de un 25 % en el flujo de inmigrantes irregulares, apenas 1.1000 personas fueron interceptadas cruzando la frontera de forma clandestina.
En todo caso, el anuncio no ha ayudado a las relaciones turco-búlgaras, tradicionalmente complicadas.