viernes, 4 de febrero de 2011

Leyendas Armenias I ...por Vartán Matiossián


Las Fuentes
La literatura armenia inició su fase escrita a principios del siglo V. Como es natural, antecedió a la creación del alfabeto, pues han sobrevivido textos orales, entre otros, de carácter mítico y épico. Hacia 405, el monje Mesrop Mashtóts creó un alfabeto para afianzar la evangelización del país, iniciada una centuria antes,con la proclamación del cristianismo como religión de Estado en el período que va entre 301 (fecha tradicional) y 314.
Los textos orales supérstites han llegado hasta nuestros días merced a Movsés Jorenatsí, el Padre de la Historia Armenia y una de las figuras dominantes del llamado “Siglo de Oro” de la cultura nacional. La mayor información acerca de este autor proviene de los datos autobiográficos entresacados de su Historia de Armenia, probablemente pergeñada hacia 470-480. Discípulo de Mesrop Mashtóts, fue enviado a Alejandría, donde cursó estudios superiores y se familiarizó con la literatura helénica. A su regreso se dedicó a la labor literaria y consagró su nombre con la primera historia integral de Armenia desde los inicios hasta el año 440 d.C.
Historia de Armenia mantiene los trazos típicos de la historiografia griega, es decir, una teoría racional sobre la evolución de una comunidad; dos discursos culturales aúnan el tiempo “cíclico” de la historiografía clásica y el tiempo “lineal” de la crónica oriental. 
En sus tres partes principales (“Genealogía de la Armenia Mayor”, “Historia de los tiempos intermedios de nuestros ancestros” y “Conclusión de nuestra patria”) se advierte una progresión desde el caos original hacia el orden, para desembocar en una catástrofe --el fin de la monarquía y la muerte de los maestros del autor-- que, si bien no provoca el caos primigenio, es un retorno a la confusión y a la anarquía. El trabajo es a la vez un ensayo “arqueológico” en la medida en que está dedicado a conferir un logos, una razón y un orden al archeos .
Los fragmentos épicos y míticos conservados en la tradición oral y en textos perdidos deben anotarse en este contexto. Como ha dicho Georges Dumézil, “el pueblo de los mitógrafos no le perdonará jamás a Moisés de Korén (sic) haber citado tan poca cosa de los 'cantos' que aún estaban a su alcance. Hay que agradecerle por lo que salvó”. Entre ellos figura la narración de los orígenes de Armenia, enmarcada en una sucesión temporal que hemos dado en llamar “ciclo de los patriarcas” (nahapet), según la denominación del historiador.
La narración de los orígenes ha tenido como fuente básica el libro perdido de Mar Abas Katina --según Jorenatsí, de origen siríaco--, redactado en griego y siríaco, quien a su vez habría empleado una historia traducida del caldeo al griego por orden de Alejandro Magno, archivada en la biblioteca real de Nínive . La veracidad de esta afirmación ha sido frecuentemente cuestionada, aunque es posible que Mar Abás fuera un autor medo (arm. mar “medo”) que floreció en el siglo VI a.C., cuando el caldeo era idioma de uso internacional y la biblioteca de Nínive aún podía existir . Lo cierto es que el historiador toma como fuente esa obra y la corrobora con tradiciones orales llegadas hasta su época.
La otra fuente importante es un texto de autoría y fecha desconocidas, llegado a nuestros días en la forma de “introducción” a la Historia de Sebeós, autor del siglo VII. Consta de cuatro capítulos; suele llamarse Historia primitiva para diferenciarlo de la obra de Sebeós propiamente dicha, y su autor, Anónimo. Esta opinión ha sido rebatida con el argumento de que el estilo parece revelar una sola pluma. Por convención, haremos referencia a Sebeós como autor sin que esto implique tomar cartas en el asunto. La Historia primitiva declara basarse en la obra de Mar Abas Mëtzurnatsí, cuya relación con Mar Abas Katina no ha sido definida de manera concluyente. Tampoco se ha determinado a ciencia cierta cuál es el vínculo entre la Historia de Armenia y la Historia primitiva; ambas parecen depender de la misma fuente, pero no está claro si de forma independiente o por una transferencia de datos de una a otra.
La información de Movsés Jorenatsí se consideraba fidedigna hasta los inicios de la historiografía crítica. En el siglo XVIII, el padre Mikael Chamchián, autor de la primera historia integral de Armenia no crítica, llegó a compilar una cronología basada en ciertas fuentes, quizás en concordancia con la Biblia, y establecer la duración presunta de los gobiernos patriarcales (2107-2026, Hayk; 2026-1980, Aramaneak; 1980-1940, Aramaís; 1940-1908, Amasiá; 1908-1858, Gegham; 1858-1827, Harmá; 1827-1768, Aram; 1768-1743, Ará; 1743-1725, Kardós, etc.). En el siglo XIX tomó forma la subestimación sistemática y la negación del valor historiográfico de Movsés Jorenatsí. Este rechazo, que abarcó también la información autobiográfica, ha conllevado diversos ensayos para situarlo más allá del siglo V, hasta el IX. Estudios ulteriores y descubrimientos arqueológicos han atenuado su vigor, pero sus efectos se hacen sentir y el número de sus seguidores no es despreciable.
En esta primera parte haremos una presentación y traducción in extenso de todos los textos vinculados con las leyendas de origen. En la segunda parte, a publicarse en el siguiente número de Transoxiana, ofreceremos un comentario sobre los aspectos históricos y mitológicos de estas leyendas.
La Fundación
El Primer Poblamiento
La narración bíblica del Diluvio Universal no requiere mención en detalle. La cuestión del monte del Arca también ha sido tratada. Un pasaje de Movsés Jorenatsí cuenta, a pesar de su apariencia, con un elemento extrabíblico:
Y el más perfecto entre ellos [los filósofos], Olimpiodoro de nombre, dijo así: “Les contaré esta narración llegada de tradición no escrita, que muchos entre los aldeanos cuentan hasta ahora. Hubo un libro acerca de Xixutres y sus hijos, que ahora no se encuentra en ninguna parte, y en el cual, se dice, el orden de las cosas era el siguiente.
Después de la navegación de Xixutres hacia Armenia y de que encontró tierra, uno de sus hijos llamado Sem partió, dice, hacia el noroeste para reconocer el país, y llegó a una pequeña planicie atravesada por un río, al pie de una montaña de base ancha por el lado de Asiria, se detuvo ante el río durante dos días lunares y por su nombre llamó Sim al monte, y luego volvió al sudeste, de donde había venido. Y el menor de sus hijos, de nombre Tarbán, con treinta hijos y quince hijas con sus maridos, se separó de su padre, se estableció en la ribera del mismo río y por su nombre el distrito se llamó Tarawn [Tarôn, Tarón], y el lugar donde habitaron, Tsërawnk‘ [Tsërônk‘, ‘Dispersión’], porque allí fue donde los hijos de Sem se habían comenzado a separar. Se cuenta también que este mismo Tarbán había permanecido algún tiempo en las fronteras del país de los bactrios y que uno de sus hijos se quedó allí. Porque en las regiones orientales llaman Zërván a Sem, y hasta hoy se llama Zarwand ese distrito”.
Pero, a menudo, los ancianos de la tribu de Aram [Aramazneayk’] rememoran estos acontecimientos en cantos festivos acompañados con cítara y con danzas. Que tales narraciones sean falsas o correspondan a hechos reales no nos preocupa .