Nacion en un reporte a su superiores, publicado después de la guerra (los Estados Unidos en ese tiempo fueron neutrales en el conflicto). Él resumió la primera estrategia como sigue:
En la primera parte de 1915, los soldados armenios en el ejército turco fueron reducidos a un nuevo status. Hasta ese tiempo, la mayoría había sido combatiente, pero ahora fueron despojados de sus armas y transformados en obreros. En lugar de servir a su país como hombres de artillería y de caballería, estos que habían sido soldados, descubrieron que habían sido transformados en jornaleros y animales de carga. Todo tipo de abastecimiento fue cargado en sus espaldas, tropezando bajo el piso y llevados a latigazos y por las bayonetas de los turcos, fueron forzados a arrastrar sus cuerpos fatigados dentro de las montañas del Cáucaso. A veces tendrían que arar su camino, cargándolo de esta manera, casi cintura arriba a través de la nieve. Tenían que pasar prácticamente todo el tiempo al aire libre, durmiendo en el terreno desnudo - siempre que el incesante hostigamiento de sus capataces les diera una oportunidad ocasional de dormir. Les fueron dados sólo pedazos de comida; si se sentían enfermos eran dejados donde caían, sus opresores turcos tal vez se detuvieron mucho tiempo para robarles todas sus pertenencias -- aún sus ropas. Si algunos rezagados tenían éxito de llegar a sus destinos, eran frecuentemente masacrados. En varias ocasiones, los soldados armenios fueron eliminados de manera sumaria, se volvió casi la práctica general matarlos a sangre fría. En casi todos los casos el procedimiento fue el mismo. Aquí y allá grupos de 50 o 100 hombres serían amarrados en grupos de cuatro y después llevados a un lugar apartado a corta distancia de la villa. Frecuentemente el sonido de los disparos de los rifles llenaba el aire y los soldados turcos, quienes habían actuado como escolta, regresaban tétricamente al campo. Aquellos mandados a enterrar los cuerpos, les encontraban invariablemente en cueros, como era usual, los turcos habían robado toda su ropa. En los casos que llaman mi atención, los asesinos han agregado un refinamiento al sufrimiento de sus víctimas, obligándolos a cavar sus tumbas antes de que les dispararan.Morgenthau describe uno de esos episodios en julio de 1915, en el cual algunos 2,000 soldados "amélés" ("ésta es la palabra turca para los soldados que han sido reducidos a obreros") fueron despachados de la ciudad de Harpoot, ostensiblemente para un proyecto de construcción de caminos:
Los armenios en ese pueblo entendieron qué significaba y suplicaron al gobernador misericordia. Pero este oficial insistió en que los hombres no les harían daño y aún más llamó al misionero alemán Mr. Ehemann, para acallar el pánico, dándole su palabra de honor de que los ex soldados serían protegidos. Mr. Ehemann creyó en el gobernador y mitigó el miedo popular. Sin embargo, prácticamente todo hombre de esos 2,000 fue masacrado y su cuerpo fue arrojado a una tumba. Pocos escaparon, y fue por ellos que la noticia de la masacre llegó al mundo. Pocos días después otros 2,000 soldados fueron mandados a Diarbekir. El único propósito de mandar a estos hombres fuera a la ciudad abierta era que deberían ser masacrados. A fin de que pudieran no tener fuerza para resistir o escapar por vuelo, estas pobres criaturas fueron sistemáticamente privadas de comida. Los agentes del gobierno fueron a la cabeza en el camino, notificando a los curdos que la caravana se acercaba y ordenándoles llevar a cabo su deber análogo. No sólo los hombres de la tribu curda se derramaron debajo de las montañas en este débil regimiento de inanición, pero las mujeres curdas vinieron con cuchillos de carnicera a fin de ganar el mérito, a los ojos de Alá, que viene de matar a un cristiano. Esta masacre no pasó de manera aislada; puedo detallar muchos más episodios casi tan horribles como el que acabo de relatar ...Cabezas decapitadas de varones
armenios exponidos por los Turcos.
Como el "elitocide" inicial, esta estrategia fue designada para despojar a la comunidad Armenia de aquellos quienes podían efectivamente movilizar y defenderla; como Morgenthau apunta: "A través del Imperio Turco un intento sistemático fue hecho para matar todo posible cuerpo de hombre, no sólo por el propósito de remover a todos los varones quienes podrían propagar una nueva generación de armenios, sino con el propósito de convertir la parte débil de la población en una presa fácil." Un eminente estudioso moderno del genocidio, Vahakn Dadrian, concurre: "Aunque [la] movilización tenía muchos otros objetivos, sirvió para un propósito mayor, para la rápida ejecución del plan de genocidio. Removiendo todo cuerpo posible de varones armenios de sus ciudades, villas, aldeas, y aislándolos en condiciones en las cuales ellos virtualmente se entramparon, la comunidad armenia se redujo a condiciones cercanas de impotencia total, así como a una presa fácil de destrucción. Fue un golpe dominante cómo se logró de un soplo atender los tres objetivos de la operación para atrapar a la población víctima: a) dislocación a través del levantamiento del fuerte, b) aislamiento y c) la concentración para tener reunido al objetivo." (Dadrian, The History of the Armenian Genocide [Berghahn Books, 1995], p. 226.)
Con este "reclutamiento como generocidio" así cumplido, las autoridades turcas voltearon su atención a la población masculina restante. Las autoridades estaban ahora en plena libertad para seguir con la destrucción del resto de la población armenia. Le dijeron a los armenios que serían deportados a "asilos seguros" en terceros países. El proceso de deportación fue visto simplemente como otra herramienta de genocidio, como Morgenthau señala: "El verdadero propósito de la deportación era el robo y la destrucción; realmente representó un nuevo método de masacre. Cuando las autoridades turcas dieron órdenes para estas deportaciones, sólo estaban dando la garantía de muerte a toda una raza; esto lo entendían bien, y en sus conversaciones conmigo, no hicieron ningún intento en particular para ocultar el hecho."
Sin embargo, antes de que las caravanas fueran despachadas, un ataque final se llevó a cabo contra los pocos varones armenios restantes. Morgenthau de nuevo:
El exterminio sistemático de los hombres continuó; tales hombres en las persecuciones que acabo de describir fueron ahora, tratados violentamente. Antes de que empezaran las caravanas, se empezó con la práctica regular de separar a los hombres jóvenes de las familias, atarlos juntos en grupos de cuatro, llevarlos a las afueras y dispararles. Colgamientos públicos sin juicio previo -- la única ofensa era que las víctimas fueran armenios [varones] -- estaban teniendo lugar constantemente. Los gendarmes mostraban un deseo particular por aniquilar a los educados e influyentes. De los cónsules y misioneros americanos estuve constantemente recibiendo reportes de tales ejecuciones, y muchos de los eventos que ellos describieron nunca se borrarán de mi memoria. En Angora, todos los varones armenios de quince a setenta años fueron arrestados, reunidos en grupos de cuatro y llevados por el camino en dirección de Caesarea. Cuando habían viajado por cinco o seis horas y llegado a un valle apartado, un grupo de campesinos turcos se fue sobre ellos con martillos, hachas, guadañas, picos y sierras. Tales instrumentos no sólo causaron muertes más agonizantes que las armas y las pistolas, sino que, como los mismos turcos alardearon, éstos eran más baratos pues no involucraban pérdida de pólvora y balas. De este modo exterminaron a toda la población masculina de Angora, incluyendo toda su riqueza como varones y su capacidad de procreación, y sus cuerpos, horriblemente mutilados, fueron dejados en el valle, donde fueron devorados por bestias salvajes. Después de completar esta destrucción, los campesinos y gendarmes recogidos en la taberna local, compararon notas y alardeaban el número de "infieles" que cada uno había matado. En Trebizond los varones fueron puestos en barcos y los mandados por el Mar Negro; los gendarmes los seguían en botes, les disparaban y tiraban sus cuerpos dentro del agua. Cuando la señal era dada a las caravanas para moverse, ellas casi invariablemente consistían en mujeres, niños y hombres viejos. Cualquiera que posiblemente podía haberlos protegido del destino que les esperaba había sido destruido.