Ni las amenazas de Turquía ni las protestas en las calles han amedrentado a los parlamentarios franceses, que, tal y como estaba previsto, han aprobado esta mañana la propuesta de ley que penaliza la negación del Genocidio Armenio. Eso sí, Ankara ya ha reaccionado y ha llamado a consultas a su embajador en París.
Por su parte, el viceprimer ministro turco, Bülent Arinç, condenó la iniciativa, que calificó de "traición a la Historia". "¿Van a empezar una caza de brujas contra aquellos que dicen que no hubo genocidio?", se preguntó el político en su cuenta de Twitter. "Saben bien que con la medida firman su vuelta a los tribunales de la inquisición", añadió.
Era de esperar que, tras los roces diplomáticos y el cruce de acusaciones de ayer entre políticos,la tension se trasladara a la calle y desde primera hora de la mañana alrededor de 4.000 personas, según la policía, se han manifestado frente a la Asamblea francesa para mostrar su rechazo a la iniciativa.
Los manifestantes portaban banderas francesas y turcas, así como pancartas con el lema 'La Historia no debe servir a la política' o 'El debate histórico no es el debate político'. Según la agencia Afp, los activistas, la mayoría franceses de origen turco que han viajado hasta París desde ciudades como Normandía, Bretaña o Alsacia, han sido coordinados por el Comité galo de Asociaciones francoturcas.
La diputada del partido presidencial (UMP), Valérie Boyer, fue la encargada de defender una iniciativa que tiene como objetivo "reprimir la contestación" de todo genocidio, incluido el perpetrado por el imperio otomano contra los armenios.
Antes de iniciar el debate parlamentario el diputado Louis Giscard d'Estaing, hijo del ex presidente, recordó al público presente en la sesión su deber de "abstenerse de toda reacción" y a los oradores "que no se dirijan a los espectadores".
Turquía llama a Europa
"Me sorprende que al mismo tiempo que Turquía llama a las puertas de Europa, el país inste a sus ciudadanos a manifestarse contra un texto que es una transposición de una norma europea y que pretende sancionar a las personas que niegan los genocidios", señaló Boyer durante su presentación.
La resolución, que ha sido votada a mano alzada y sólo ha recibido el voto en contra de seis de los 50 diputados presentes, fija una pena de un año de prisión y 45.000 euros de multa para los infractores que nieguen la matanza, que ya fue reconocida por el Parlamento francés en 2001. Tras la bendición de la Cámara, la norma aún deberá recibir el visto bueno del Senado, un proceso de podría llevar meses.
Entre 1915 y 1917 entre un millón y medio de armenios fueron masacrados o deportados forzosamente por el Gobierno de los Jóvenes Turcos. Conocido también como el otro Holocausto, Ankara sólo reconoce 500.000 de estas muertes y las achaca al "periodo confuso" de la Primera Guerra Mundial. Tras Rusia y Estados Unidos, Francia es el país que acoge a la mayor parte de estos exiliados, con 600.000 personas.
Roces diplomáticos
La iniciativa parlamentaria ha provocado la reaccion de las autoridades turcas y desde el lunes la diplomacia de Ankara trata de persuadir a la gala para que paralice el proyecto de Ley. Menos sutil, los representantes políticos han tachado la propuesta de "inaceptable", han reprochado a Francia su pasado colonial en África y han amenazado con retirar a su embajador en París.
A las sanciones diplomáticas se unirían las económicas, con la paralización de los contratos de las empresas galas en Turquía, mientras que el ministro de Asuntos Europeos turco insinuó ayer que París podría ser castigada también con el boicot de sus productos.
El ministro galo de asuntos europeos, Jean Leonetti, relativizó esta mañana las amenazas "al aire" de Ankara y pidió un diálogo más tranquilo. "Turquía no puede discriminar a un país u otro por razones políticas", señaló.
Según el ministro de exteriores turco, Ahmet Davutoglu, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, habría prometido al primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, que iba a renunciar al proyecto. El pasado mes de octubre, durante una visita a Armenia, el francés ya había pedido a Ankara que reconociera "en un plazo breve" el genocidio armenio.