El colapso de la Unión Soviética dejó una una pesada herencia de conflictos que dos decenios después aún marca a los países que nacieron de sus escombros."La desintegración entraña la amenaza de enfrentamientos entre naciones y repúblicas, incluso de guerras", advirtió el presidente Mijaíl Gorbachov en los últimos días de la Unión Soviética, ya desgarrada por la mayoría de los conflictos que hoy siguen enfrentando a los países que formaron parte de la URSS.
El más antiguo, el de Nagorno Karabaj, sigue enfrentando a Azerbaiyán y Armenia desde 1987.Tras una cruenta guerra de casi cuatro años (1991-1994) y más de 25.000 muertos, los dos países firmaron un alto el fuego, pero las permanentes escaramuzas fronterizas no prometen una pronta solución.
Seguramente Lenin,Stalin y Beria,no tenian idea,del daño que estaban causando cuando le regalaron a Azeirbaiyan,estos territorios eternamentes armenios,solamente para congraciarse con Turquia.Ahora resulta que Azerbaiyán exige la retirada de las tropas armenias y su sustitución por fuerzas de pacificación, para conceder una amplia autonomía a Nagorno Karabaj.Por su parte, Armenia defiende el logico derecho a la autodeterminación del territorio y vincula su estatus a la celebración de un referéndum.Azerbaiyán declara que la falta de progreso en las negociaciones le obligará a recurrir a la fuerza y ya ha igualado sus gastos militares a todo el presupuesto de Armenia.
Armenia se rie de esto.
También en Ereván aumentaron las importaciones de armamentos de "países vecinos", y al mismo tiempo ademas, Rusia, cuyo presidente, Dmitri Medvédev, recordó recientemente a Azerbaiyán la experiencia de Georgia y mensualmente,firma diferentes convenios de seguridad con Armenia.
En agosto de 2008 Georgia intentó restablecer su soberanía en la separatista Osetia del Sur, pero se vieron enfrentadas a una invasión rusa y el posterior reconocimiento por Moscú de la independencia de Osetia del Sur y de Abjasia.Desde entonces, solo Nicaragua, Venezuela y dos atolones perdidos en el Pacifico, Nauru y Tuvalu, han seguido el ejemplo de Rusia.Sin embargo, también estos dos conflictos se remontan a tiempos soviéticos, ideados como instrumento de contención de los ánimos separatistas georgianos.La lógica era sencilla: si Georgia se separaba de la URSS, Abjasia y Osetia del Sur abandonarían Georgia.Ya en tiempos soviéticos se produjeron los primeros enfrentamientos, que tras la desintegración de la URSS desembocaron en guerras abiertas.En ambas, Rusia apoyó a los separatistas con armas, dinero, asesoramiento y combatientes que siempre prefirió calificar como "voluntarios" y ejerció un papel decisivo en la derrota de las fuerzas georgianas.
Algo similar ocurrió entre Moldavia y su región situada en la orilla oriental del río Dniester.En 1992-1993 el separatismo de Cisdniéster (vista desde Moldavia la región se llama Transnistria) desembocó en enfrentamientos armados que solo cesaron tras una intervención masiva de las tropas rusas del lado de los separatistas bajo el pretexto de evitar un baño de sangre.No menos violentos han sido los conflictos en territorio de la propia Rusia, en el Cáucaso del Norte.Los enfrentamientos de ingushes y osetas estremecieron la región ya en el ocaso de la URSS, en 1994 estalló la sangrienta guerra de Chechenia cuyos rebrotes aún se dejan sentir en ataques terroristas, hoy mas frecuentes incluso en las vecinas Daguestán, República Ingush y Kabardino-Balkaria.
Estos conflictos son solo la punta del iceberg. Otros asoman en prácticamente todos los Estados surgidos de las ruinas de la URSS.Los litigios territoriales más conocidos se produjeron entre Rusia y Ucrania, centrados en la ciudad de Sebastopol, la península de Crimea donde se encuentra y la península de Tusla en el estrecho que separa Crimea de la costa oriental del mar de Azov.También se oyen en Rusia pretensiones respecto a los territorios norteños de Ucrania y Kazajistán.En Asia Central las fronteras trazadas en tiempos de Stalin a veces poco tienen que ver con las realidades ancestrales, como en el fértil valle de Ferganá donde conviven más de 100 etnias y donde hubo brotes de violencia en tiempos soviéticos.A ello se añade la escasez de agua, una de las razones del latente conflicto entre Tayikistán y Uzbekistán que por ahora ha desembocado en violencia sólo en dos peleas públicas entre sus presidentes, Emomalí Rajmón y Islam Karímov.El primero, 14 años más joven, se jacta de que solo la intervención de otros presidentes le impidió partirle la cara a su colega uzbeko.