El primer ministro Erdogan declara que es preciso que cada familia tenga al menos tres hijos y que Turquía necesita una juventud creyente y no atea.
Solo en este mes,
al menos 18 mujeres han sido asesinadas en Turquía, de ellas cinco en Estambul. La prensa ha hablado ampliamente de algunos casos, de dos de ellos donde los maridos, tras haber asesinado a su esposa, se habían suicidado.
De hecho, se aprecia un ambiente cada vez más reaccionario, del que las mujeres son las primeras víctimas. Así, desde principios de año, se ha visto al Primer ministro Erdogan manifestar que es preciso que cada familia tenga al menos tres hijos y que Turquía necesita una juventud creyente y no atea. Y al menos en el mes de mayo, se ha llevado adelante toda una campaña para prohibir el aborto, donde se ha visto a Erdogan acusar directamente de asesinato a las mujeres que lo hayan practicado.
Hasta el presente y desde los años setenta, el derecho al aborto había sido facilitado en Turquía. En 1979 una campaña por el derecho al aborto daba a conocer que cada año 500.000 mujeres habían abortado ilegalmente y de ellas 25.000 había muerto. Pero en la actualidad es de hecho casi imposible conseguir una interrupción voluntaria del embarazo en los hospitales públicos y solo los hospitales privados y las clínicas aceptan practicarlo.
Según el proyecto del gobierno, en adelante las mujeres no casadas no podrían ya conseguir la IVE y las mujeres casadas solo podrían con autorización de su marido y únicamente junto a médicos especialistas. Las clínicas ya no podrían practicarlo y estarían previstas sanciones para los infractores. Si esta ley se aprueba, las mujeres serán las principales víctimas de la demagogia reaccionaria del partido de Erdogan, el AKP.