Los armenios eligen el lunes a su presidente en unos comicios en los que el jefe del Estado Serge Sarkisian parte como favorito y que constituyen un test para la democracia de esta ex república soviética, después de las presidenciales de 2008 marcadas por enfrentamientos sangrientos.
Candidato a un segundo mandato, Sarkisian, de 59 años, prometió elecciones "libres" en este país del Cáucaso Sur de tres millones de habitantes. Tiene frente a él a seis contrincantes.
"Necesitamos como el oxígeno elecciones libres y justas. Y hoy tenemos todos los medios de organizar las mejores elecciones posibles", declaró el presidente.
En 2008, la victoria de Sarkisian en las presidenciales, impugnadas por la oposición, desató manifestaciones que degeneraron en enfrentamientos después de la intervención de la policía, causando diez muertos.
En 2012, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) denunció las legislativas que ganó el partido republicano de Sarkisian por considerar que habían sido poco democráticas.
A diferencia de su vecino Azerbaiyán, rico en hidrocarburos, "Armenia no tiene gas ni petróleo. Y la imagen democrática del país, su conformidad con las normas europeas es el único criterio serio de sus relaciones con Europa", explica Guevorg Pogosian, presidente de la Asociación de Sociólogos armenios.
Muchos analistas consideran, no obstante, que estas elecciones no son competitivas porque la negativa de las principales fuerzas opositoras a participar en ellas hace que ningún candidato rivalice realmente con el presidente Sarkisian, al que la última encuesta del instituto Gallup otorga un 69% de intención de voto.
Su principal rival, el ex ministro de Relaciones Exteriores Rafi Ovanisian, de 54 años, cuenta con tan sólo un 11% en los sondeos sobre intención de voto.
"Si todo transcurre bien, el presidente actual será reelegido en la primera vuelta", afirmó a la AFP Alexandre Iskandarian, director del Instituto de medios de comunicación del Cáucaso.
Las tres principales fuerzas de la oposición, que disponen de 48 de los 131 escaños del Parlamento, se negaron a participar en los comicios. Se trata del Partido Armenia Próspera, dirigido por Gaguik Sarukian, el movimiento Congreso Nacional Armenio del ex presidente Levon Ter-Petrosian, y la Federación revolucionaria armenia Dashnaktsutun (nacionalista).
"La oposición tampoco consiguió designar a un candidato único", destacó Iskandarian.
La campaña electoral giró en torno a los problemas económicos de este país confrontado a un elevado índice de desempleo y a la corrupción, y que sufre las consecuencias del cierre de sus fronteras con Azerbaiyán y con Turquía.
El final de la campaña electoral se vio empañado por un atentado contra un candidato, Paruir Hairikian, herido por varios impactos de bala en el hombro el 31 de enero.
Este ex disidente soviético de 63 años que recibió varios disparos en pleno centro de la capital, Ereván, pidió el aplazamiento de las presidenciales pero en el último momento retiró la demanda.
Este ataque contra un candidato, al que las encuestas auguraban un 5% de los sufragios, "no va a afectar la legitimidad de los resultados de las presidenciales, pero ya no podremos decir que la organización de los comicios era irreprochable", estima Pogosian.