martes, 14 de marzo de 2017

Presidente armenio aboga en Moscu por buenas relaciones entre Rusia y Occidente.


El presidente de Armenia, Serge Sargsián, desea una relación sin las actuales tensiones entre Rusia y Occidente, y defiende la complementariedad entre el acercamiento de su país a la Unión Europea y su pertenencia a la Unión Euroasiática promovida por Moscú.

"No quiero hacer una evaluación de los países occidentales que hoy en día tienen una relación difícil con Rusia, porque creo que cualquier país, cualquier organización, antes de dar un paso considera que es un paso justo", se limita a decir Sargsián.

Preguntado si Armenia podría contribuir, de alguna manera, a recomponer la relación entre europeos y rusos, descarta arrogarse ninguna función mediadora.

"Somos un país pequeño, por eso no quiero sobrestimar nuestro papel; decir que Armenia puede ser el puente entre Occidente y Rusia es una exageración", responde.

Ahora bien, lo que sí está haciendo su gobierno, dice, es "trabajar constantemente para no causar problemas adicionales entre Rusia y Occidente".

La estrategia contraria, es decir, intentar aprovecharse de las discrepancias, podría ser peligrosa e incluso "fatal" para un país pequeño, según su opinión.

"Por eso", añade, "nos sentimos más cómodos cuando las relaciones entre Rusia y la OTAN, entre Rusia y el Occidente, no son tensas. Esa es la situación más aceptable para nosotros".

Rusia es el principal aliado político, económico y militar de esta pequeña república del sur del Cáucaso, que mantiene cerradas sus fronteras con dos poderosos vecinos, Turquía y Azerbaiyán, ambos de mayoría musulmana.

Con este último país, Armenia se encuentra inmersa en un largo conflicto a causa del Nagorno Karabaj, que desembocó en abril pasado en nuevos combates y un alto el fuego muy precario desde entonces.

"Rusia es nuestro socio estratégico", subraya Sargsián. "No vemos ninguna razón para cortar esos lazos; al contrario, queremos fortalecer esos lazos y expandirlos", enfatiza.

Al mismo tiempo, declara, "la profundización de las relaciones con la UE es una de las prioridades de nuestra política exterior".

Hace pocos días, Sargsián y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, declararon en Bruselas el final exitoso de las negociaciones bilaterales para un acuerdo ampliado de cooperación entre Armenia y la UE.

"No vemos ninguna contradicción en nuestra política. Todo lo contrario, estamos convencidos de que es complementaria", subraya.

Un fenómeno que está afectando a Armenia lo mismo que a la Unión Europea es la masiva llegada de refugiados procedentes de la guerra civil en Siria.

Armenia ha acogido a más de 20.000 de esos desplazados, en su mayoría sirios de origen armenio.

"No los llamamos refugiados", puntualiza Sargsián, "son nuestros hermanos y hermanas". "Por supuesto, es una gran tragedia; estas personas han abandonado sus hogares que durante décadas han tratado de construir" y su acogida plantea grandes desafíos.

No quiere dar ningún consejo a los gobiernos de la UE a propósito de esta crisis, pero se muestra seguro de que los europeos saben diferenciar entre los "distintos tipos" de personas que llegan a sus fronteras.

Con una larga carrera al servicio del Estado, que comenzó en 1993 como ministro de Defensa en los años duros de la guerra del Nagorno Karabaj, este veterano político afirma no tener un plan para cuando termine su mandato como presidente en 2018.

"Francamente, no tengo un plan elaborado", asegura. Añade, eso sí, que sería estupendo si en las elecciones parlamentarias del próximo abril su formación, el Partido Republicano, afiliado al Partido Popular Europeo (PPE), gana ampliamente como predicen las encuestas.

Estas elecciones son las primeras que celebra Armenia bajo la nueva Constitución que transformará la república de semipresidencial en parlamentaria.

Si el Partido Republicano gana suficientes votos, "el actual primer ministro seguirá en su cargo", afirma Sargsián.

Subraya también la "muy fuerte" relación que su país mantiene con los EE.UU., donde vive una diáspora armenia muy numerosa.

Hay más de 7 millones de armenios viviendo fuera de Armenia, y todos ellos, según Sargsián, tienen algo en común, que "se integran fácilmente en las sociedades en las que viven".

"Así son nuestros compatriotas que viven en América Latina; tienen un papel esencial en el desarrollo de estos países". "No es una casualidad que Uruguay fuera el primer país en reconocer en 1965 el genocidio armenio", recuerda.

Por último, subraya que, aunque es posible que los españoles no conozcan suficientemente Armenia, "España es uno de los principales destinos turísticos para los armenios", por lo que sus compatriotas sí que la conocen muy bien.

Las relaciones entre armenios y españoles "tienen una larga historia desde la Edad Media", explica y menciona alguno de los atractivos de su país: "los españoles, como exportadores de la cultura del vino, deben saber que, de acuerdo con la Biblia, el primer viñedo fue plantado aquí".