"Armenia es un país sin prohibiciones, así que los iraníes se sienten libres", aseguró a Efe Aram Donián, gerente de la compañía de viajes Tatev Tour de Ereván.
El año nuevo persa o "Nooruz", una fiesta de casi tres mil años de antigüedad en la que se conmemora el fin del invierno y el inicio de la primavera, es la excusa perfecta para los iraníes que desean viajar al extranjero.
"Los hombres pueden acudir a los bares y consumir bebidas alcohólicas. Las mujeres se pasean por las calles sin los tradicionales vestidos negros y sin velo sobre sus cabezas", agregó.
Otra de las prácticas que más echan de menos los habitantes de la república islámica es el baile, por lo que aprovechan su estancia en el país caucásico para "recorrerse todas las discotecas" de Ereván.
Las discotecas de la capital armenia se han vuelto tan populares entre los iraníes que sus dueños han contratado a DJ persas, que hacen todas las noches las delicias de los jóvenes.
Armenia, un país cristiano desde tiempo inmemorial que mantiene una profunda enemistad con la musulmana Azerbaiyán, se ha convertido en un refugio para muchos músicos proscritos por el régimen teocrático iraní.
"En Ereván se puede escuchar música en persa que los jóvenes nunca habían escuchado antes. Los cantantes clandestinos iraníes organizan conciertos especialmente para los turistas", dijo.
El complejo deportivo y sala de conciertos Hamalir de Ereván, que tiene un aforo de 7.000 personas, cuelga una y otra vez el cartel de "No hay billetes" durante estos días.
"En Irán tenemos playas en el Caspio y el golfo Pérsico, pero para los iraníes es caro y uno no puede relajarse. Mi esposa sabe nadar, pero sólo puede hacerlo con un chador, tapada de los pies a la cabeza", aseguró Mahmud Alí Reza, turista iraní que ya visitado ya tres veces este país vecino.
Otro factor que facilita el flujo de turistas iraníes es que estos "pueden obtener el visado en el aeropuerto previo pago de tan sólo 8 dólares".
"Durante las dos semanas de celebraciones del año nuevo, entre 10.000 y 20.000 iraníes visitan este país. En su mayoría rondan los 20 años, pero también vienen familias con niños", señala Donián.
Según el jefe de la secretaría de Turismo del Ministerio de Economía armenio, Mejak Apresián, Armenia recibirá este "Nooruz" hasta 30.000 iraníes, que viajan en avión, autobús y también en coche.
"En 2010 unos 120.000 iraníes cruzaron la frontera. De media, los turistas iraníes se gastan unos mil dólares", comentó el funcionario, quien destacó que el año pasado aumentó un 40 por ciento el número de visitantes procedentes del país vecino.
La presencia de los iraníes ha sido muy bien recibida por los armenios, en particular por la industria turística, muy poco desarrollada en un país cuya economía depende en gran medida de las remesas de sus numerosas diásporas.
"Los iraníes son gente tranquila y pacífica. Nunca ha habido ningún incidente. El problema es que no hay suficientes hoteles, por lo que los turistas tienen que hospedarse en pisos privados, lo que es muy caro", dijo Donián.
Según Tatev Tour, agencia especializada en organizar viajes para los turistas iraníes, este país podría recibir a muchos más visitantes iraníes si el Gobierno construyera más hoteles, ya que las casi 4.000 camas de Ereván son del todo insuficientes.
Las autoridades armenias han adelantado que tienen planes de comenzar a construir este año un hotel iraní de tres estrellas que se llamaría "Teherán".
Los visitantes provienen en muchos casos de Teherán, que se encuentra a menos de 800 kilómetros de Ereván, pero también de otras ciudades del norte y de la región bañada por el mar Caspio.
"Son turistas con dinero. Armenia es un país caro para los iraníes", indica el jefe de Tatev Tour, quien añade que los turistas también tienen mucho interés en visitar los templos cristianos locales.
Donián cifra en unos 12 millones de dólares el dinero que ingresará el país gracias al turismo iraní durante estas dos semanas, cifra muy notable para los estándares de Armenia, pequeño estado que sufre un bloqueo económico por parte de Azerbaiyán y Turquía debido a sus conflictos con esos países vecinos.
Tras bajarse del avión o del autobús, los jóvenes iraníes relajan su semblante y se sueltan el pelo en el sentido figurado y literal del término.
Nada más cruzar la frontera muchos se apuran a desempolvar pantalones, chaquetas, camisetas y gorros de colores llamativos que en su país sólo pueden vestir en sus casas en compañía de sus mejores amigos.
El año nuevo persa o "Nooruz", una fiesta de casi tres mil años de antigüedad en la que se conmemora el fin del invierno y el inicio de la primavera, es la excusa perfecta para los iraníes que desean viajar al extranjero.
"Los hombres pueden acudir a los bares y consumir bebidas alcohólicas. Las mujeres se pasean por las calles sin los tradicionales vestidos negros y sin velo sobre sus cabezas", agregó.
Otra de las prácticas que más echan de menos los habitantes de la república islámica es el baile, por lo que aprovechan su estancia en el país caucásico para "recorrerse todas las discotecas" de Ereván.
Las discotecas de la capital armenia se han vuelto tan populares entre los iraníes que sus dueños han contratado a DJ persas, que hacen todas las noches las delicias de los jóvenes.
Armenia, un país cristiano desde tiempo inmemorial que mantiene una profunda enemistad con la musulmana Azerbaiyán, se ha convertido en un refugio para muchos músicos proscritos por el régimen teocrático iraní.
"En Ereván se puede escuchar música en persa que los jóvenes nunca habían escuchado antes. Los cantantes clandestinos iraníes organizan conciertos especialmente para los turistas", dijo.
El complejo deportivo y sala de conciertos Hamalir de Ereván, que tiene un aforo de 7.000 personas, cuelga una y otra vez el cartel de "No hay billetes" durante estos días.
"En Irán tenemos playas en el Caspio y el golfo Pérsico, pero para los iraníes es caro y uno no puede relajarse. Mi esposa sabe nadar, pero sólo puede hacerlo con un chador, tapada de los pies a la cabeza", aseguró Mahmud Alí Reza, turista iraní que ya visitado ya tres veces este país vecino.
Otro factor que facilita el flujo de turistas iraníes es que estos "pueden obtener el visado en el aeropuerto previo pago de tan sólo 8 dólares".
"Durante las dos semanas de celebraciones del año nuevo, entre 10.000 y 20.000 iraníes visitan este país. En su mayoría rondan los 20 años, pero también vienen familias con niños", señala Donián.
Según el jefe de la secretaría de Turismo del Ministerio de Economía armenio, Mejak Apresián, Armenia recibirá este "Nooruz" hasta 30.000 iraníes, que viajan en avión, autobús y también en coche.
"En 2010 unos 120.000 iraníes cruzaron la frontera. De media, los turistas iraníes se gastan unos mil dólares", comentó el funcionario, quien destacó que el año pasado aumentó un 40 por ciento el número de visitantes procedentes del país vecino.
La presencia de los iraníes ha sido muy bien recibida por los armenios, en particular por la industria turística, muy poco desarrollada en un país cuya economía depende en gran medida de las remesas de sus numerosas diásporas.
"Los iraníes son gente tranquila y pacífica. Nunca ha habido ningún incidente. El problema es que no hay suficientes hoteles, por lo que los turistas tienen que hospedarse en pisos privados, lo que es muy caro", dijo Donián.
Según Tatev Tour, agencia especializada en organizar viajes para los turistas iraníes, este país podría recibir a muchos más visitantes iraníes si el Gobierno construyera más hoteles, ya que las casi 4.000 camas de Ereván son del todo insuficientes.
Las autoridades armenias han adelantado que tienen planes de comenzar a construir este año un hotel iraní de tres estrellas que se llamaría "Teherán".
Los visitantes provienen en muchos casos de Teherán, que se encuentra a menos de 800 kilómetros de Ereván, pero también de otras ciudades del norte y de la región bañada por el mar Caspio.
"Son turistas con dinero. Armenia es un país caro para los iraníes", indica el jefe de Tatev Tour, quien añade que los turistas también tienen mucho interés en visitar los templos cristianos locales.
Donián cifra en unos 12 millones de dólares el dinero que ingresará el país gracias al turismo iraní durante estas dos semanas, cifra muy notable para los estándares de Armenia, pequeño estado que sufre un bloqueo económico por parte de Azerbaiyán y Turquía debido a sus conflictos con esos países vecinos.
Tras bajarse del avión o del autobús, los jóvenes iraníes relajan su semblante y se sueltan el pelo en el sentido figurado y literal del término.
Nada más cruzar la frontera muchos se apuran a desempolvar pantalones, chaquetas, camisetas y gorros de colores llamativos que en su país sólo pueden vestir en sus casas en compañía de sus mejores amigos.