“Papa armenio” –como se lo llama al Patriarca Supremo de la Iglesia Apostólica Armenia–, Karekin II, está convencido de que va a llegar el día en que Turquía reconozca el genocidio que cometió contra el pueblo armenio. Y abriga la esperanza de que eso ocurra a más tardar en 2015, cuando se cumpla el centenario de la masacre que, según los armenios, se cobró al friolera de un millón y medio de muertos. Pero que para Turquía fue la tercera parte y no por una acción de exterminio, sino como consecuencia de la Primera Guerra Mundial.
El llamado Catholicos mostró su optimismo y las razones para tenerlo,durante una visita a Argentina,en el marco de una gira latinoamericana para tomar contacto con su comunidad en la diáspora. Su intensa agenda incluye un encuentro con la presidenta Cristina Kirchner y un oficio ecuménico con el cardenal Jorge Bergoglio en la catedral metropolitana. El jefe de Gobierno porteño Mauricio Macri lo recibió y lo declaró Ciudadano Ilustre.
¿Turquía seguirá resistiéndose a reconocer el genocidio armenio? Tenemos la convicción de que va a llegar el día en que los turcos lo reconozcan. Pese a que un artículo de código penal de Turquía castiga las heridas contra el país, y la expresión genocidio así está considerada, en los últimos años estamos notando una mayor predisposición de las autoridades turcas. Cada 24 de abril, el día en que se recuerda el genocidio armenio, hay personas y organizaciones que lo recuerdan en Turquía.
¿Qué papel juega que cada vez más países lo reconozcan? Más de 27 estados ya lo reconocieron. Entre ellos se cuenta en uno de los primeros lugares la Argentina, el único junto con Francia que lo hizo por ley. Creemos que en la medida en que se sumen países al reconocimiento, Turquía se verá obligada a reconsiderar el tema. Pensamos que lo hará a más tardar en 2015, en el centenario del genocidio. La condena es la mejor forma de evitar la repetición de estos crímenes de lesa humanidad.
Curiosamente, el mundial de fútbol suscitó un acercamiento entre ambos países que se truncó… Las eliminatorias dieron paso a la “diplomacia del fútbol”. En 2008, Armenia invitó al presidente turco a ver el partido de ida con el fin de normalizar el vínculo (no hay relaciones diplomáticas). El presidente armenio fue a Turquía para el partido de vuelta. Se firmaron documentos prelimnares pero Turquía se echó atrás.
¿Por qué? Armenia no había puesto como precondición que se reconozca el genocidio, sin renunciar por supuesto a ello. Pero Turquía daba a entender que pretendía ese renunciamiento y que se realizarían revisiones históricas. De todas formas, el acuerdo fracasó por el apoyo armenio a la independencia de Nagorno Karabaj de Azerbaijan.