El campanario de la iglesia armenia de Diyarbakir en el Kurdistán turco ha sido reconstruido y la campana, después de 97 años de silencio, volvió a sonar el domingo 4 de noviembre, informa Hurriyet online. Ha pasado casi un siglo desde que el campanario fue derribado porque hacía sombra a los minaretes de las mezquitas de la ciudad.
), fue dañada fuertemente en 1915, el año en el que comenzó el genocidio de los armenios en Turquía, todavía sin reconocer por Ankara (capital de Turquía, de la región de Anatolia Central).
El pasado domingo se celebró el primer rito armenio desde hace un siglo en la iglesia restaurada. La ceremonia fue presidida por el patriarca de Turquía arzobispo Aram Ateshyan, originario de Diyarbakir, y contó con la presencia de cientos de fieles procedentes de Turquía y del extranjero.
La iglesia fue construida en 1376 y es la mayor iglesia armenia en Oriente Medio. Estuvo abierta como lugar de culto hasta que en la Primera Guerra Mundial los turcos acusaron a los armenios de aliarse con la Rusia Imperial, y comenzaron las persecuciones. Aunque no se conoce la cifra exacta, se calcula que murieron entre un millón y medio y dos millones de armenios. Actualmente, los turcos siguen negando el genocidio.
Desde entonces la iglesia de Surp Gragos fue utilizada como cuartel general en la Segunda Guerra Mundial y almacén en la posguerra, hasta que quedó abandonada e inutilizada. Esta rehabilitación de un templo armenio para uso religioso ha sido la primera en 97 años permitida por el gobierno turco.
La restauración se ha financiado con una fundación armenia y con contribuciones del ayuntamiento de Diyarbakir, ahora gobernado por el alcalde Osman Baydemir del partido pro-kurdo BDP (Partido Paz y Democracia).
Las labores de renovación de la iglesia comenzaron en 2009 y la misma abrió al culto en octubre de 2011 pero por falta de fondos el campanario aún no había sido reconstruido.
Durante la ceremonia de inauguración de la torre del campanario, el director de la Fundación, Ergun Ayik, dijo: "Esta iglesia fue una vez testigo y prueba de la numerosa población armenia de esta ciudad. Su arquitectura se erige como testimonio de lo avanzada que era la civilización armenia".
Y añadió: "Nuestros antepasados nos legaron esta iglesia, pero por razones conocidas no fuimos capaces de reclamar la propiedad de dicho patrimonio. La renovación marcó el inicio del proceso de restitución de esta propiedad".