miércoles, 22 de abril de 2015
Merkel, ha explicado por teléfono a, Ahmet Davutoglu, la decisión de Alemania.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha explicado personalmente por teléfono al primer ministro turco, Ahmet Davutoglu, la decisión de Alemania de llamar por vez primera "genocidio" a la masacre de armenios durante el Imperio Otomano, término que rechaza Turquía.
Según explicó en rueda de prensa la portavoz adjunta de la Cancillería, Christiane Wirtz, Merkel y Davutoglu mantuvieron ayer una conversación telefónica en la que la canciller le trasladó la postura de las filas gubernamentales.
Preguntada sobre si Turquía protestó formalmente, tal como hizo cuando el papa Francisco habló en público del "primer genocidio del siglo XX", Wirtz enfatizó que fue "una buena conversación".
La canciller, añadió la portavoz, se felicita por la reciente declaración del Gobierno turco en torno a esta cuestión, en la que se reconoce la necesidad de abrir un proceso de reconciliación entre turcos y armenios, en el centenario de las masivas deportaciones en las que se estima que murieron 1,5 millones de armenios.
Este viernes el Parlamento alemán debatirá una propuesta de resolución elaborada por los partidos que forman el Gobierno de coalición -conservadores y socialdemócratas-, en la que por vez primera la masacre de los armenios es denominada genocidio.
La resolución cuenta con el apoyo de la Cancillería y también del presidente alemán, Joachim Gauck, quien participará mañana en un acto ecuménico organizado por las iglesias cristianas en la catedral de Berlín para recordar el centenario del genocidio.
En 2005 el Parlamento alemán aprobó una proposición en la que reconocía la "deportación y exterminio de los armenios", pero en la que entonces optó por no utilizar el término "genocidio" y habló de "expulsión y masacre".
Merkel ha trasladado ya a su grupo parlamentario que apoyará la nueva resolución con el término "genocidio", aunque advirtió también a sus compañeros de que ello puede perjudicar el proceso de reconciliación entre Turquía y Armenia.
Entre 1915 y 1916, bajo el Imperio Otomano, los turcos deportaron a Irak y Siria a cerca de 1,8 millones de armenios, operación en la que se estima que murieron unos 1,5 millones de personas y que todavía lastra las relaciones entre los dos países.
La cautela de Berlín respecto a Turquía se relaciona tanto con la responsabilidad respecto al genocidio judío cometido por los nazis, como con el hecho de que en Alemania viven más de tres millones de ciudadanos de origen turco, la primera comunidad de origen inmigrante del país.