jueves, 30 de junio de 2016

Turquía paga con vidas inocentes,su peligroso doble juego.


Analistas y expertos creen que el respaldo del Gobierno del presidente turco, Recep Tayyep Erdogan, al Estado Islamico es la principal causa de la inseguridad reinante en Turquía.

Aunque aún ningún grupo terrorista ha reivindicado oficialmente la autoría del triple ataque suicida con bombas que sacudió el martes el aeropuerto Ataturk de Estambul, que dejo 41 muertos y más de 200 heridos, no obstante, todo apunta hacia los terroristas.
Numerosas pruebas evidencian las relaciones entre el Gobierno turco y los terroristas,pese a la negativa de Ankara. En 2015 un vídeo publicado por el diario turco Cumhuriyet, demuestra el proceso de envío de armas por parte de los miembros de la Organización Nacional de Inteligencia de Turquía (MIT, por sus siglas en turco) para los integrantes del Estado Islámico, en 2014.


En 2014, fuerzas turcas de policía durante dos operaciones separadas en las ciudades de Adana y Hatay, ambas en las cercanías de la frontera turco-siria, detuvieron a una serie de camiones lleno de armas y municiones.Posteriormente, el diario turco Today's Zaman informó que documentos filtrados que circulan por Internet confirman que los camiones de MIT entregan armas a los terroristas que luchan en Siria para derrocar al Gobierno del presidente Bashar al-Asad.


Las principales razones del pacto tácito de Erdogan con el Ejercito Islamico, son estratégicas: acabar con el Gobierno de Bashar al-Asad y beneficiarse del petróleo de los campos que controla Daesh en el norte de Irak. Los terroristas “tienen el crudo, pero necesitan cash. Así que negocio perfecto”.

Además, Turquía recibía la parte del león de sus necesidades de petróleo de Rusia, hasta que las relaciones con Moscú saltaron por los aires debido al derribo del caza ruso Su-24, el 24 de noviembre de 2015, cerca de la frontera turco-siria, un bombardero ruso que retornaba a su base tras bombardear posiciones terroristas. Así que ahora satisface buena parte de sus necesidades negociando, a través de intermediarios, con los terroristas.

Pesa a que las autoridades turcas rechazan esa relación ya que no hay pruebas en su contra, sin embargo, “El contrabando es la cultura de la región, y lo practican todos. Hace poco, un comandante del Ejército Libre Sirio, el movimiento armado contra Al-Asad que apoya EE.UU., admitió a The Financial Times que también ellos compran petróleo a Daesh, al que combaten de modo encarnizado en Siria

El “califato terrorista” comprende mejor que nadie la lógica de la guerra en la región, y parece haber tomado la medida a Erdogan. “Así que un día negocia con él en materia de recursos, o de estrategia militar para acabar con el régimen de Al-Asad y los kurdos, tanto en Irak como en Siria; y otro día le extorsiona, para que sienta también la amenaza. Esa es la lógica de los atentados terroristas en Turquía de los últimos doce meses.

Turquía no solo tiene que satisfacer a los terroristas en Siria, sino también a sus aliados occidentales como EE.UU. y la OTAN de la que es un socio clave. “Así que Ankara se siente en la obligación de jugar con doble baraja, moviendo ficha según la intensidad del golpe que reciba por la derecha o por la izquierda”, de hecho, se ve obligado a optar por un doble juego.