domingo, 23 de abril de 2017

Unas palabras por Armenia,por Anna Donner Rybak


Era una tarde de verano.

Paseábamos por Punta del Diablo con una prima política y su marido; estaban de visita en Uruguay, gente rara, no había llevado traje de baño.

Habíamos comenzado el paseo temprano por las costas de Rocha pero nada había que llamara su atención hasta que…

—¿Cómo se te ocurre comparar? En la Shoá fueron seis millones.

—¡Eso no importa! ¿O te parece que un genocidio es más grave que otro según el número de víctimas?

Mi madre me había enseñado todo acerca del Genocidio Armenio desde pequeña por parte de Turquía.

Yo seguía discutiendo con la prima política porque de modo insolente interpelaba mis palabras y yo no se lo permitiría jamás.

Hace mucho que no veo a esta persona, pero me temo que no sea la única en pensar de ese modo bestial.

Me da vergüenza ajena.


Anna Donner Rybak nació en Montevideo, Uruguay en 1966


Anna Donner Rybak Desveló ya en su infancia su veta de artista: De pequeña estudió flauta dulce y piano, y concurrió al Taller de Expresión Plástica La Gaviota, en donde realizó Pintura al óleo, algunas piezas en cerámica, dibujos en tinta china.
En 1986 ingresa en Facultad de Arquitectura, y realiza tres años.
En 1988 ingresa al Taller de José Arditti, y en el año 1990 realiza la mayoría de sus obras, que fueron expuestas en una muestra colectiva en B’Nai B’Rith.
Desde 1989 hasta 1996 es docente en UTU de Programación de Sistemas y de Lógica.
En 1993 se recibe de Analista de Sistemas.
En 2003 comienza con técnica vocal, realizando en 2003, 2005, 2006, 2007 y 2008 actuaciones en la Sala Zitarrosa.
En 2005 ingresa al coro Terapia de Miércoles.
En 2007 ingresa al coro ACIZ cantamos. Participa como integrante del mismo del Encuentro Interamericano de Coros en la Ciudad de Buenos Aires, abriendo la presentación leyendo un cuento de su autoría.

Escribe desde 2000, diversos géneros: Cuentos históricos, cuentos de humor, Columnas de actualidad, Ensayos, Poesía y fantástico.
En 2010 publicó seis poemas en la edición colectiva “Rapsodias 2” de Editorial Abrace, y dos cuentos en la edición colectiva “Tramas 2”, también de la misma editorial, y una columna en la revista de dicha editorial.
Este mismo año, participó de un proyecto de Intercambio Cultural entre autores uruguayos,. El Grupo está conformado por dos escritores que residen en la Diáspora: Sevilla, y Bélgica, y el resto, en nuestra querida Montevideo. Se trata de una Edición Colectiva Digital promocionada por MVD Portal: 'PostLiteratura: El libro de los bloggers, junto a ocho autores. '(Dicha edición estará disponible en papel)

En la actualidad se desempeña como Analista de Sistemas y como Escritora.

TURCO encuentra nuevas evidencias del Genocidio Armenio.


Por más de un siglo, Turquía ha negado cualquier participación en el asesinato de armenios en lo que los historiadores han aceptado por mucho tiempo como un genocidio que inició en 1915, mientras la Primera Guerra Mundial I se esparcía por los continentes. La versión turca negando todo se basa en el argumento de que los documentos originales de los tribunales militares post guerra que condenaron a los planeadores del genocidio no se encontraban en lugar alguno, escribe The New York Times.

Ahora, Taner Akcam, historiador turco en la Universidad Clark en Worcester, Massachusetts, quien ha estudiado el genocidio por décadas a través de reunir documentos de todo el mundo para establecer la complicidad del estado en los asesinatos, reporta que ha desenterrado un telegrama original de los juicios, en un archivo a cargo del Patriarcado Armenio de Jerusalén.

“Hasta ahora, faltaba la pistola humeante”, comentó el señor Akcam. “Esta es la pistola”. Él se refirió al descubrimiento como “un terremoto en nuestro campo”, y dijo que esperaba eliminar “el último ladrillo del muro de negaciones”.

La historia comienza en 1915 en una oficina en la ciudad turca de Erzurum, cuando un oficial de alto nivel del Imperio Otomano envió un telegrama en código secreto a un colega en el campo, pidiendo detalles sobre las deportaciones y asesinatos de armenios en el este de Anatolia, la parte más al este de la Turquía contemporánea.

Después, una copia descifrada del telegrama ayudó a condenar al oficial, Behaeddin Shakir, por planear lo que los estudiosos han reconocido por mucho tiempo y que Turquía ha negado: el asesinato organizado de hasta 1.5 millones de armenios por los líderes de un Imperio Otomano en decadencia, una atrocidad reconocida como el primer genocidio del siglo 20.

Y en eso, de repente, la mayoría de los documentos originales y testimonios jurados de los juicios desaparecieron, dejando a los investigadores dependiendo principalmente de la mayoría de los resúmenes del periódico otomano oficial.

El señor Akcam expresó que tenía pocas esperanzas de que su nuevo hallazgo cambiara las cosas inmediatamente, dada la política anquilosada de Turquía de negar y especialmente en un tiempo de revuelta política cuando su presidente, Recep Tayyip Erdogan, se ha vuelto más nacionalista.

Pero el trabajo de vida del señor Akcam ha sido señalar y contradecir, hecho a hecho, documento a documento, las negaciones de Turquía.

“Mi firme creencia como turco es que la democracia y los derechos humanos en Turquía sólo se pueden establecer enfrentado la historia y reconociendo los errores históricos”, dijo.

Fue más allá argumentando que mucho del caos que gobierna el Medio Oriente hoy en día es resultado de una falta de confianza entre las comunidades por errores históricos que nadie desea admitir.

“El pasado no es el pasado en el Medio Oriente”, dijo. “Este es el obstáculo más grande para alcanzar la paz y estabilidad en el Medio Oriente”.

Eric D. Weitz, profesor de Historia de la Universidad de la Ciudad de Nueva York y un experto en el genocidio armenio, llamó al señor Akcam “el Sherlock Holmes del genocidio armenio”.

“Ha acumulado una pista tras otra tras otra”, agregó el Professor Weitz.

Exactamente dónde estuvo el telegrama todos estos años, y cómo lo encontró el señor Akcam, es una historia por sí misma. En 1922, los turcos nacionalistas estaban a punto de tomar el país, los líderes armenios en Estambul enviaron 24 cajas de registros de la corte a Inglaterra para mantenerlos.

Un sacerdote cuidó los registros, luego se los llevaron a Francia y después a Jerusalén. Estuvieron ahí desde los 1930s, como parte de un archivo enorme que ha estado inaccesible a los estudiosos, por razones que no están muy claras. El señor Akcam relató que llevaba años tratando de obtener acceso al archivo, sin éxito.

En vez de eso, encontró un registro fotográfico del archivo de Jerusalén en Nueva York, cuidado por el sobrino de un monje armenio, ahora muerto, quien era sobreviviente del genocidio.

Mientras investigaba el genocidio en El Cairo en los 1940s, el monje Krikor Guerguerian, conoció a un ex juez otomano quien había presidido en los juicios posteriores a la guerra. El juez le relató que muchas de las cajas de registros habían terminado en Jerusalén, así que el señor Guerguerian fue ahí y tomó fotos de todo.

El telegrama fue escrito en papel membretado otomano y codificado en escritura árabe; números de cuatro dígitos representaban palabras. Cuando el señor Akcam lo comparó con los códigos conocidos del Ministerio Interior Otomano del tiempo, encontrado en un archivo oficial en Estambul, vio que encajaban, incrementando la probabilidad de que algún día otros telegramas usados en los juicios post guerra pudieran ser verificados de la misma manera.

Para los historiadores, los casos de la corte eran una parte de una montaña de evidencia que emergió a lo largo de los años —incluyendo reportes en varios idiomas de diplomáticos, misioneros y reporteros quienes presenciaron los eventos en persona— que confirmaron el hecho histórico de los asesinatos y los categorizan como un genocidio.

Turquía se ha rehusado a la palabra genocidio, diciendo que el sufrimiento de los armenios había ocurrido durante el caos de la guerra mundial en el cual los musulmanes de Turquía también habían sufrido.

Turquía también alegaba que los armenios eran traidores, y habían estado planeando unirse a Rusia, entonces enemigo del imperio otomano.

Esa postura está muy arraigada en la cultura turca — es la versión oficial en los estudios escolares— y las encuestas muestran que la mayoría de los turcos creen la versión oficial.



El genocidio armenio: una consecuencia de la primera guerra mundial

Gonzalo Perera :El 24 de abril se recuerda un proceso de matanza cruel y sistemática


El 24 de abril (segun el lugar del mundo en el que uno se encuentre, ya comenzo o comenzara en 12 horas)es el dia que recuerda todo un proceso de matanza cruel y sistematica, un ultraje a la dignidad de todos los seres humanos, conocido como Genocidio Armenio.

El cual aun sigue sin siquiera reconocerse por muchas naciones en el mundo, muy en particular por el responsable: el Estado de Turquia. Habiendo sido Uruguay el primer pais en hacerlo, creci con cierto conocimiento del tema, regado fundamentalmente por los amigos armenios que me brindo un pais que ha sabido ser integrador de diversos origenes.

Pero desde el asesinato de Hrant Dink el 19 de enero del 2007, he escrito y dicho todo cuanto he podido al respecto, seguramente insignificante dada la magmitud de la barbarie.

Pero cada uno debe hacer lo que puede, y esta es mi manera de expresarle a la familia de Dink, a mis amigos y a la multitud de descendientes de cada nombre y apellido que atraveso esa atrocidad con suerte variada, que para lo poco que pueda valer estoy con ellos, porque el Genocidio Armenio es cuestion de toda la Humanidad.

Reaccionar todos frente al intento de aniquilacion sistematica de quien sea, es la unica forma de que algun dia, la palabra genocidio desparezca de todos los diccionarios. Un abrazo fraternal a los que nunca han dejado y nunca dejaran de reclamar la verdad, la justicia y expresar que todo genocidio es la negacion de la condicion humana misma.

El negacionismo turco: inamovible desde hace 102 años.



La negativa turca a considerar genocidio la matanza de armenios tiene fundamentos complejos y raíces variadas. Por un lado, el oportunismo geopolítico y diplomático tras la Primera Guerra Mundial.
Reconocer que el naciente estado turco tenía las manos manchadas de sangre no era un buen comienzo para nadie. Ni para Ataturk ni para las potencias europeas, con intereses de todo tipo —comerciales y estratégicos— en la zona.

Más adelante, y con Armenia bajo la órbita soviética, la 'cuestión armenia' fue perdiendo fuerza y valedores en la comunidad internacional. Tratados de paz incumplidos y reparaciones de guerra no abonadas fueron poco a poco relegados al olvido, más si cabe tras la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto, que sucedió a Armenia en el pódium de injusticias contemporáneas.

Con el paso de las décadas, Turquía aceptó la comisión de grandes matanzas (en realidad ya el mismo Ataturk lo había hecho), pero con un matiz exculpatorio, que eliminaba la posibilidad de asumir una responsabilidad deliberada: fueron, argumentan, matanzas interétnicas, con muertos por ambas partes y explicables, o contextualizables, en el marco de la Gran Guerra. Cierto.

Hubo víctimas del lado turco, pero las cifras no están claras y lo que se juzga en cualquier caso no son puntuales refriegas, sino los ataques contra la población indefensa. El negacionismo reciente del genocidio viene amparado por la dureza del Código Penal turco, que blinda al Estado y contempla pena de cárcel para quien agravie públicamente la identidad nacional.

En este sentido, la mención al genocidio armenio es quizá el agravio máximo, como ya tuvo ocasión de comprobar en sus propias carnes el Nobel de Literatura turco Orhan Pamuk, que ha abandonado en varias ocasiones su patria amenazado de muerte y perseguido por defender la causa armenia.

El negacionismo es uno de los puntos de fricción de Turquía con las instituciones Europeas, sobre todo con el Parlamento Europeo, que periódicamente insta a Ankara a dar pasos favorables al entendimiento con Armenia, dos países sin relaciones diplomáticas.

Para la UE, la 'cuestión armenia' es clave en el marco de las negociaciones para la adhesión de Turquía. Pero de momento, como pasa con el reconocimiento de la memoria del genocidio, se trata de un asunto sin resolve