sábado, 24 de diciembre de 2016

Armenia, un país por conocer

Armenia, pueblo del Arca - Televisión Española (TVE)

Cinco cosas que hay que saber sobre Belén, cuna del cristianismo




Tres iglesias cristianas (ortodoxa, católica y armenia) administran el edificio, sometido a numerosas transformaciones a lo largo de los siglos.

1. Ciudad santa para tres religiones monoteístas

En el corazón de Belén, la basílica de la Natividad, erigida en el siglo IV en el lugar de nacimiento de Jesús, atrae a peregrinos cristianos y musulmanes. La gruta bajo la iglesia es una cripta rectangular embaldosada con mármol.

Tres iglesias cristianas (ortodoxa, católica y armenia) administran el edificio, sometido a numerosas transformaciones a lo largo de los siglos. Los musulmanes pueden orar en el ala sur.

Belén ocupa un lugar destacado en la Biblia: desde el Génesis bajo el nombre de Efrata, donde muere Raquel, la mujer del patriarca Jacob, nieto de Abraham.

La tumba de Raquel, en el extremo de la ciudad, es el tercer lugar santo del judaísmo, después del monte del Templo en Jerusalén (explanada de las Mezquitas para los musulmanes) y la tumba de los patriarcas en Hebrón (la mezquita de Ibrahim para los musulmanes).

2. Patrimonio de la Unesco

En junio de 2012, la basílica de la Natividad engrosó la lista del patrimonio mundial de la Humanidad de la Unesco, pese a la oposición de Israel y de Estados Unidos. Los palestinos reivindican una victoria "histórica".

En octubre de 2010, la Unesco adoptó una resolución en la que la tumba de Raquel también figura como mezquita (mezquita Bilal Bin Rabah/Tumba de Raquel en Belén).

Un cura griego ortodoxo quema incienso en la iglesia de la Natividad de Belén, Cisjordania. 3. Procesión y misa del gallo

El 24 de diciembre, como todos los años, Belén vive al ritmo de las celebraciones de Navidad, que comienzan con una procesión del patriarca latino, que parte de Jerusalén y pasa por el Muro de Separación construido por Israel.

Las fanfarrias de los boy scouts escoltan la procesión, al son de las gaitas y tambores, hasta la basílica de la Natividad. En la plaza del pesebre de Belén, hay muchas procesiones coloridas.

A medianoche el patriarca latino celebra la tradicional misa del gallo en la iglesia franciscana Santa Catalina, contigua a la basílica, en presencia de numerosos dignatarios religiosos y de representantes políticos palestinos.

4. Prisionera del muro de separación israelí

Desde 2002, Israel erigió en la Cisjordania ocupada una barrera de seguridad calificada de "muro del apartheid" por los palestinos. Separa sobre todo Belén de Jerusalén, a menos de 10 km, y de localidades palestinas aledañas. El 7 de abril, Israel comenzó a levantar su muro en el sector de mayoría cristiana de Beit Jala y del valle de Cremisán, cerca de Belén.

5. Dos millones de peregrinos

El distrito de Belén, donde residen unos 210.000 palestinos, engloba Belén (40.000 habitantes), Beit Jala, Beit Sahur, una treintena de aldeas y tres campamentos de refugiados.

La ciudad, de mayoría cristiana hace medio siglo, está poblada ahora sobre todo por musulmanes, pero los cristianos conservaron un papel predominante en la vida económica.

El turismo es uno de los principales recursos de la ciudad, cuya basílica atrae a dos millones de peregrinos al año.

Papá Noel resiste la islamización de Turquía


Noche de paz, noche de polémicas: la Navidad provoca cada año debates en Turquía, un país que en los últimos años va redescubriendo una "identidad islámica" en la que no encajan, según algunos, los elementos de la fiesta cristiana como el árbol y Papá Noel.

Otros se muestran encantados de que esta decoración dé color a sus vidas y consideran que la utilización de árboles e imágenes cristianas forma parte, desde hace tiempo, de la época navideña en Turquía, aunque más bien asociada a Nochevieja, fiesta muy popular en Estambul, facilitada porque el 1 de enero es festivo.

Así lo afirma Zeynep Akinci, dueña de una tienda de decoración en el elegante barrio de Nisantasi, repleta en estas fechas de imágenes de Papá Noel y angelitos con trompetas, que se venden como siempre.

"Si la gente compra menos últimamente es por la crisis económica, no por falta de ganas", dice, aunque reconoce que la deriva ideológica del Gobierno "cada vez más musulmán" ha dejado en minoría a quienes mantienen este tipo de celebraciones.

"Soy de familia musulmana, pero nunca he ido a una mezquita. En cambio, sí acudo a menudo a la misa de Navidad. ¡Es tan bonita! Y no es raro en Turquía; soy alumna de un colegio francés y todas nosotras estamos acostumbradas", agrega.

Pero más aun, a Zeynep le gusta el mercadillo navideño con sus dulces que el Colegio Alemán de Estambul celebra cada año en la última semana de noviembre: "No podría vivir sin él".

Precisamente otro colegio, el Liceo de Estambul, financiado en parte por Berlín pero dependiente del Ministerio de Educación turco, ha protagonizado este mes una polémica que llegó hasta el Parlamento alemán y las portadas de la prensa germana, que acusaba al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, de "robar la Navidad".

Una circular del director de este colegio había pedido explicaciones sobre lo que juzgaba un excesivo tratamiento del tema bíblico navideño en clase por parte de profesores alemanes, un gesto interpretado por algunos docentes como un veto sobre toda mención de la fiesta cristiana.

El propio colegio desmintió que hubiera veto, interno o del Gobierno turco, pero un diputado del partido gubernamental, el islamista AKP, atizó el fuego navideño en Twitter, al declarar: "No se pueden permitir actividades misioneras en los colegios" y criticó que el cristianismo se camuflaba como "intercambio cultural".

Preguntado por la polémica, un diplomático turco se muestra extrañado: "Por supuesto, yo tengo mi árbol de Navidad en casa".

El debate tampoco existe en las populosas calles de Fatih, un barrio conservador y relativamente religioso, donde varias tiendas no solo venden árboles sino también grandes muñecos de Papá Noel.

Mujeres con el pañuelo islamista, normalmente simpatizantes del AKP, se interesan por el precio de los abetos y uno de los vendedores, Iskender Ferit Araz, indica a Efe que "son sobre todo musulmanes y, a menudo jóvenes, quienes compran árboles" porque las familias cristianas "ya los tienen desde el año anterior".

Él mismo es cristiano. Pertenece a la minoría católica siriaca pero el bonachón de barba blanca y abrigo rojo en la puerta de la tienda, que hasta emite música cuando se aprieta un botón, no es idea suya: "El dueño del negocio es musulmán, tiene tres tiendas más en esta calle y en todas hay 'papanoeles'", precisa.

Hace varios años, esta figura recibió atención cuando un imam se dedicó a denunciar al entrañable viejo como una innovación extranjera incompatible con la fe musulmana o la identidad turca.

Pero recibió rápidamente respuesta de la prensa progresista que recordó el origen del "Santa Claus": San Nicolás, un obispo de Mira, hoy Demre, una ciudad en el sur de Anatolia. Más turco, imposible.

En el barrio nadie lo ve mal, asegura Iskender: "Aquí nadie hace tonterías por el tema navideño. Sé que en otros sitios sí, que hay musulmanes fanáticos que dicen que la Navidad es algo extranjero. Pero aquí en el mercado hay mucho respeto mutuo".
Aunque no muestra especial simpatía hacia Erdogan ni hacia el AKP, Iskender dice sentirse respetado como ciudadano turco cristiano.


La niña que tuiteaba desde Alepo quiere hacer oír la voz de sus niños


La niña siria Bana Al Abed, conocida por sus tuits sobre el infierno diario de Alepo, fue evacuada junto a su familia durante el alto el fuego decretado en la ciudad siria

Bana, de siete años, "fue evacuada esta mañana de Alepo junto a su familia", indicó en Twitter la ONG islámica IHH, y publicó una foto que muestra a la niña, con un gorro, junto a uno de sus empleados.

"Formaba parte del primer grupo que fue evacuado esta mañana y ahora se halla en la región de Rashidin", una zona campestre de Alepo, precisó a la AFP un portavoz de IHH.

Ahmad Tarakji, jefe de la ONG médica siria American Medical Society (SAMS), también anunció en Twitter, con una foto, la evacuación de la niña y su llegada "con otros muchos niños" al campo de Alepo.

Desde septiembre, Bana Al Abed (@AlabedBana) tuiteaba junto a su madre la vida bajo las bombas en el este de Alepo. Su cuenta es seguida por más de 323.000 personas.

En uno de sus últimos tuits, el domingo, había implorado al presidente turco Recep Tayyip Erdogan, y a su ministro de Relaciones Exteriores, Mevlut Cavusoglu, que garantizaran que el alto el fuego apadrinado por Turquía y Rusia funcionara para que los habitantes de los barrios rebeldes fueran evacuados. "Estamos tan cansados", escribió.