miércoles, 13 de julio de 2011

Azerbaiyán dice que nunca reconocerá la independencia de Alto Karabaj o su adhesión a Armenia

Azerbaiyán nunca reconocerá la secesión del Alto Karabaj, su independencia o adhesión a Armenia, declaró hoy el presidente de la república caucásica, Ilham Aliev.
Aliev hizo estas declaraciones en una sesión del Gabinete de Ministros dedicada a los resultados del desarrollo social y económico de Azerbaiyán en el primer semestre del año en curso.
“Sin el consentimiento de Azerbaiyán, Alto Karabaj no puede gozar de ningún estatuto jurídico. Por ello, vuelvo a recordar, como ya lo hice en numerosas ocasiones, que la secesión de Alto Karabaj de Azerbaiyán, su independencia o adhesión a Armenia, nunca ha sido ni serán tema de negociaciones. La dirección de Azerbaiyán y su pueblo jamás lo aceptarán”, afirmó el líder azerbaiyano.
Al mismo tiempo, Aliev recordó que las negociaciones en torno al arreglo de la disputa territorial entre dos repúblicas caucásicas se llevan a cabo desde hace muchos años y en la actualidad están “en etapa decisiva”. Según el jefe de estado azerbaiyano, Bakú siempre ha tenido actitud constructiva respecto a la solución del duradero conflicto.
El conflicto de Alto Karabaj, se remonta a 1988, cuando ese enclave poblado en su mayoría por armenios, proclamó su independencia con miras a escindirse de Azerbaiyán y unirse con Armenia.
Tras un referéndum en 1991 comenzaron operaciones militares de gran escala  a consecuencia de las cuales Azerbaiyán perdió el control sobre Alto Karabaj y siete distritos azerbaiyanos adyacentes.
Como resultado del conflicto, unas 15 mil personas murieron y cerca de un millón se vieron obligadas a abandonar sus hogares. El 12 de mayo de 1994 en la capital de Kirguizistán, Bishkek, los gobiernos de Armenia y Azerbaiyán firmaron un alto al fuego que puso fin a las hostilidades.

A partir de 1992, ambos países sostienen negociaciones sobre el arreglo negociado del conflicto en el marco del Grupo de Minsk de la OSCE.

Siguen los asesinatos de mujeres en Turquia,a manos de esposos y novios.

Este fin de semana, un total de seis mujeres murieron en Turquía a manos de sus parejas o ex maridos. A Kübra Nur Sahin, de 24 años, la estranguló su novio en Elbistán. A Cem Sen, de Samsun, su marido la apuñaló por una discusión sobre una deuda bancaria. A Tügba Ö., de Estambul, la quemó viva con gasolina su marido. A Adalet T., de Van, su esposo la disparó por abandonar la casa durante una pelea. Meryem I., de 26 años y madre de cuatro hijos, se ahorcó en Van, presuntamente por no poder soportar las palizas de su marido.
Por desgracia, no se trata de un fenómeno aislado: los crímenes relacionados con asuntos de género se han disparado en este país en los últimos años. El número de casos ha aumentado en un 1.400 % desde 2002, año en el que el partido islamista moderado AKP de Recep Tayyip Erdogán llegó al poder, según datos del Ministerio de Justicia.
Los expertos discrepan sobre los motivos de este incremento. Algunos alegan que se debe, ante todo, a la falta de estadísticas verdaderamente fiables, y a que, de un modo similar a lo ocurrido en España, se ha producido un aumento del número de casos denunciados e investigados.

Una nueva ley para las víctimas

Pero podría haber otros motivos. “Sí han aumentado los crímenes, y sí está relacionado con la victoria de los islamistas”, explica a ABC la socióloga feminista Sinem Göçmener. “Hay una atmósfera diferente, existe una mayor tolerancia social hacia este tipo de crímenes. Antes, muchos asesinatos se camuflaban como accidentes o suicidios, pero ahora muchos hombres ya no se toman esa molestia”, indica.
La nueva ministra de Política Social y Familiar, Fatma Sahin, anunció el sábado la próxima presentación de una ley que mejore la protección de víctimas de este tipo de violencia, una vez se reúna el parlamento tras la pausa vacacional. De ser aprobada, se permitirá el arresto de los sospechosos en cuanto exista la más mínima sospecha de que éstos podrían agredir a su pareja o ex.
Esta medida es fruto de la conmoción social provocada por el asesinato de Ayse Pasali, una mujer de 42 años asesinada por su ex marido el pasado diciembre en Ankara. A pesar de haber denunciado repetidamente las amenazas de muerte de éste, las autoridades optaron por no otorgarle protección policial, por lo que su antiguo cónyuge, Istikbal Yetkin, pudo apuñalarla repetidamente en plena calle.
El caso provocó la indignación de gran parte de la sociedad civil y de las asociaciones de mujeres. El Colectivo Feminista de Estambul, una plataforma para diversos grupos feministas, considera que “los asesinatos de mujeres son políticos, no una cuestión forense”, debido “a las políticas de fortalecimiento familiar que debilitan a la mujer, y a no imponer la legislación necesaria ni aplicar las actuales leyes”.
Este colectivo realizó una importante campaña de opinión pública, así como un seguimiento detallado del juicio a Istikbal Yetin, que incluyó el posicionamiento público de Burcu Pasali, la hija de Ayse con su asesino. El pasado 12 de mayo, Yetkin fue condenado a cadena perpetua, lo que fue calificado de “victoria” por Burcu. No obstante, a tenor de los últimos sucesos (más de una decena de mujeres turcas han muerto a manos de sus parejas en lo que va de mes), parece que todavía queda mucho camino por recorrer.