Los recién casados lucieron esplendorosos el día de su enlace, pero la celebrity con más curvas de Estados Unidos va un paso más allá y no le importa estar por encima del límite. Por eso decidió cambiarse dos veces de ropa y lucir tres vestidos distintos, porque era su gran día.
"Parecía una princesa armenia", han publicado en UsWeekly. Kim Kardashian empezó el día luciendo su traje nupcial: un Vera Wang de color marfil, escote palabra de honor, compuesto por un corpiño ajustado del que salía una falda abullonada, a base de tul, y una larga cola.
La celebrity completó su look con zapatos de Giuseppe Zanotti y un velo que sujetó con una tiara de diamantes que recordaba mucho a la de Kate Middleton el día en que se convirtió en Princesa Catalina.
Después de la ceremonia, Kim se cambió a otro Vera Wang marfil de corte sirena con increíbles detalles. Un corpiño adornado con encaje de Chantilly a juego con una falda hecha de pétalos de organza que se fundían con motivos de encaje de Chantilly y bordados de ramitas de seda. Kardashian era toda una visión radiante.
Pero eso no quitó que se volviera a cambiar de vestuario. Ya entrada la noche, la recién convertida en mujer de Kris Humphries lució un nuevo Vera Wang en tono marfil, hecho de satén y crepé en la espalda, con escote en V y falda plato.
En cuanto al maquillaje, optó por utilizar lo mismo de siempre: sombras ahumadas, labios en tono suave y toneladas de pestañas postizas, para enfatizar la mirada. Pero eso sí, se permitió el lujo de robarle otro truquillo a la Duquesa de Cambridge, unas cejas bien definidas