viernes, 10 de febrero de 2017

Alentada por la ONU el ejercito turco comete crímenes contra la humanidad en Siria.


El Gobierno de Siria ha condenado los "repetidos crímenes y ataques" de Turquía en su operación militar en el norte del país árabe, en sendas cartas enviadas a la Secretaría General y el presidente del Consejo de Seguridad de la ONU. En las mismas, el Ministerio de Exteriores sirio ha denunciado la irrupción de tropas turcas en el norte del país y "su ocupación de varias localidades sirias, entre ellas Al Ghuz y Abu Zibdin".


Así, ha subrayado que "estos ataques suponen una amenaza para la paz y la seguridad internacional y revelan el papel jugado por el régimen turco en apoyo al terrorismo", según ha informado la agencia estatal siria de noticias, SANA. "Estos ataques son una continuación de la agresión del régimen turco contra Siria desde hace más de cinco años", ha denunciado, agregando que Ankara "ha dado apoyo militar, material y logístico a organizaciones terroristas" en el país.

El ministerio ha afirmado además que las autoridades turcas "han facilitado la entrada de milicianos extranjeros en Siria, han establecido campamentos de entrenamiento para ellos en territorio turco, y les han dado armas y cobertura dentro de Siria". Durante la jornada, el Ejército sirio ha asegurado que seguirá adelante con sus operaciones en contra del grupo yihadista Estado Islámico en la localidad de Al Bab, al noroeste de Alepo, una zona en la que opera el Ejército turco.


Las fuerzas de seguridad del Gobierno sirio han expulsado con bastante rapidez a Estado Islámico de gran parte del territorio que dominaba en el norte de Siria en las últimas dos semanas. En la actualidad los milicianos están concentrados en la ciudad de Al Bab, mientras que las fuerzas sirias se encuentran a menos de seis kilómetros la localidad, uno de los bastiones de los yihadistas en la zona.


El rápido avance del Ejército sirio puede provocar un enfrentamiento con Turquía, que ha desplegado tanques y aviones de combate a lo largo de su frontera para apoyar a los rebeldes sirios que luchan de forma separada contra Estado Islámico y que también aspiran a hacerse con el control de Al Bab. La ofensiva de Ankara, que se puso en marcha en agosto de 2016, tiene como objetivo expulsar tanto a los milicianos yihadistas como a los combatientes kurdos que luchan en Siria de la región fronteriza, ya que Turquía percibe a ambos grupos como una importante amenaza contra la integridad del país.

La ofensiva de Turquía ha permitido que los rebeldes sirios --algunos de los cuales han luchado contra las fuerzas del presidente sirio, Bashar al Assad, en Alepo-- alcancen las afueras de Al Bab, un avance que no habrían podido llevar a cabo sin la ayuda de las fuerzas de seguridad turcas.