domingo, 23 de enero de 2011

Missak Manouchian,el resistente ARMENIO.

Missak Manouchian llega a Francia en 1925, con 19 años cumplidos. Nacido el 1 de septiembre de 1906 en el seno de una familia de campesinos armenios, en la aldea de Adiyaman, en Turquía. A la edad de 8 años, su padre es asesinado por militares turcos en pleno genocidio armenio. Su madre moriría poco después, de una enfermedad agravada por la hambruna que azotaba a la etnia armenia. Las atrocidades del genocidio de su pueblo marcarán a Missak Manouchian el resto de su vida. De naturaleza introvertido, cada vez se vuelve más taciturno, lo que refleja en unos delicados versos escritos cuando tenía 12 años.

Al quedarse huérfano, es acogido por una familia armenia y posteriormente por un orfanato de una institución cristiana. Recién llegado a Francia, en Marsella, aprende primero el oficio de carpintero, pero acepta todos los trabajos que se le ofrecen. Al mismo tiempo funda dos revistas literarias, Tchank (Esfuerzo) y Machagouyt (Cultura).


Missak Manouchian frecuenta las “universidades obreras” creadas por el sindicato obrero CGT, y en 1934 se afilia al Partido Comunista Francés, donde se integra en el sector armenio del MOI (Mano de Obra Inmigrante), grupo donde se ubican muchos españoles y brigadistas veteranos de la Guerra Civil Española. A partir de 1937 lidera el Comité de Ayuda a Armenia, siendo también el redactor de su periódico, Zangou (nombre de un río armenio).

Tras la derrota francesa de 1940, al tiempo que trabaja como obrero operario, es nombrado responsable de la sección armenia del clandestino MOI. Bajo el mando de Joseph Epstein, ya en agosto de 1943 obtiene la dirección militar del grupo operativo del MOI de París. Missak dirige una red de 22 hombres y una mujer.

Estos partisanos venían combatiendo desde 1942 a los alemanes, en una guerrilla sin tregua: consiguiendo una media de una operación armada cada dos días, en forma de atentados, sabotajes, descarrilamientos, colocación de bombas, etc.

Bajo la dirección de Manouchian ejecutan su golpe estelar: el 22 de septiembre del 43 abaten a tiros a Julius Ritter, general SS y responsable del STO (Servicio de Trabajo Obligatorio) en Francia. Todo un éxito contra los ocupantes germanos.

Desde entonces es buscado por la policía francesa y la gestapo. El 16 de noviembre organiza una cita clandestina con su comandante Joseph Epstein en un punto de la ribera del Sena cerca de París. Pero no se da cuenta que la policía francesa le tenía vigilado en su domicilio, le ha seguido y los dos son apresados. En los días que siguen toda la red de unidades de combate del MOI parisino cae y es desmantelada. Todavía hoy no se sabe si debido a la investigación policial o a una denuncia delatora. Algunos historiadores sostienen esta última teoría, argumentando que las circunstancias de las detenciones no fueron aclaradas y parecen revelar alguna traición. El grupo habría sido utilizado para acciones demasiado arriesgadas, sin estar lo bastante preparados e informados por la dirección de la Resistencia Comunista.



Tras 3 meses de prisión y torturas se inicia un proceso judicial inusualmente publicitado por los alemanes. Se invitó a la prensa a cubrirlo en directo: unos treinta periódicos franceses y extranjeros acudieron a la invitación. Incluso los servicios propagandísticos nazis enviaron un equipo cinematográfico. Un juicio de 3 días convertido en un espectáculo, con una evidente meta, precisada por el presidente de la corte marcial, “la opinión pública francesa debe conocer hasta qué punto su patria está en peligro”: culpar a la influencia comunista extranjera.

De hecho el grupo encausado estaba compuesto básicamente de extranjeros: ocho polacos, cinco italianos, tres húngaros, dos armenios, un español, una rumana y solamente tres franceses. De todos ellos, nueve son judíos y todos comunistas o próximos al PC. Su líder es el armenio Missak Manouchian.

Las paredes y muros de la capital fueron cubiertas por 15000 ejemplares de un cartel que acusaba al grupo de criminales: el Cartel Rojo (l´Affiche Rouge). La propaganda alemana quiso demostrar que esos hombres no eran liberadores, sino criminales terroristas. Los creadores del cartel intentaron hacer una composición que impactase en las mentes de los franceses: 1) el color elegido, el rojo, el color de la sangre, una sangre provocada por “el ejército del crimen”, 2) la pregunta en la parte alta del cartel “¿Liberadores?". Abajo la respuesta “La liberación del ejército del crimen”. En medio las pruebas, armas, sabotajes, heridos y muertos. 3) Bajo la palabra liberadores las fotos de diez rostros mal afeitados, en medallones negros repartidos simétricamente y con sus nombres de origen extranjero, de los cuales siete son judíos. Ninguno de los franceses detenidos figura en el cartel. Missak Manouchian aparece como el jefe de la banda. No es un resistente ni un liberador, es un criminal.
Los alemanes y el gobierno Vichy quisieron transformar el juicio en propaganda contra la Resistencia, queriendo mostrar que esa Resistencia no era más que bandidismo y un complot internacional contra los franceses y su país. Apuntan a la supuesta xenofobia, antisemitismo y anticomunismo de la opinión pública. La radio y la prensa abundan sobre el “judeo-bolchevismo, agente del bandidismo”. Se intenta desestabilizar a una Resistencia en pleno apogeo, que empezaba a plantear serios problemas a las fuerzas de ocupación.

Missak Manouchian cae bajo las balas del pelotón de ejecución el 19 de febrero de 1944, en el Mont-Valérien, junto con 21 camaradas. Joseph Epstein y veintiocho partisanos franceses más fueron fusilados el 11 de abril de 1944. La única mujer del grupo, la rumana Olga Bancic fue decapitada en Stuttgart el 10 de mayo de 1944.