En muchas zonas rurales de la desaparecida Unión Soviética, la pobreza y el desempleo obligan a las personas a emigrar. Sin embargo, en Armenia son sólo los hombres los que se van, dejando pueblos enteros poblados casi en su totalidad por mujeres.
En el pueblo armenio de Dzoragyugh, a menudo sólo se ven mujeres y niños trabajando en los campos.Y es así porque la única manera en que los hombres ganan el dinero suficiente para mantener a sus familias es yendo a Rusia.
Una de los que se quedan es Milena Kazaryan, una madre de veinte años, con dos niños.
A medida que cultiva la tierra detrás de su casa, me dice que su marido está trabajando en Moscú - al igual que su padre, su abuelo y todos sus hermanos. De hecho, todos los hombres de su familia se han ido.
Una segunda familia
"Siempre es muy estresante preguntarse si volverá o no"
Kazaryan sonríe mucho. Pero ella dice que lo que preocupa a ella y a sus amigas, es que sus maridos se hagan de una segunda familia en Rusia. Algo que sucede mucho, dice.
"Siempre es muy estresante preguntarse si volverá o no. Muchas de las mujeres aquí se preocupan porque piensan que en Rusia todas las chicas son hermosas. Y el problema es que los hombres trabajan muy duro y, por supuesto, ellos también quieren relajarse. Es por eso que tienen miedo".
Kazaryan dice que los maridos de muchas de sus amigas ya tienen una segunda familia en Rusia.
"Aún si tienen niños pequeños, los hombres dejan a sus esposas y tienen novias rusas, pero cuando son viejos y ya no pueden trabajar más, regresan", dice.
Kazaryan y su esposo se casaron hace cinco años. Desde entonces él pasa la mayor parte del año trabajando en Rusia. Al igual que muchos armenios allí, vuelve para la Navidad, y se va de nuevo en marzo.
Por lo tanto, es difícil mantener la familia unida.
Riesgos críticos
Las mujeres aquí dicen que casi todos los hombres de este pueblo se han ido a trabajar a Rusia. Dejando toda la carga a las mujeres —incluso el trabajo pesado, que por lo general es el trabajo de los hombres.Sin embargo, la carga es también psicológica, dice Ilona Ter-Minasyan, jefa de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Yerevan, la capital de Armenia.
Las mujeres ahora también tienen que tomar todas las decisiones —lo que es una fuente de conflictos en esta sociedad rural y patriarcal.
"Eventualmente esto cambia los roles de género, mientras él está fuera ocho o nueve meses, ella es la cabeza de la familia."
También hay otros temas más críticos, dice Ter-Minasyan.
"Armenia tiene una población muy pequeña de personas que son VIH-positivas. Sin embargo, encuestas recientes muestran que muy a menudo, un gran porcentaje de ellos son trabajadores migrantes que van a la Federación Rusa, contraen el VIH, vuelven y transmiten la enfermedad a sus esposas. Este es el peor de los casos".
Un millón en Rusia
Grupos de derechos humanos acusan al gobierno de no hacer lo suficiente para abordar el problema de la migración.Pero Gagik Yeganyan, jefe del departamento del gobierno de Armenia para la Migración, dice que la única solución es aumentar el número de puestos de trabajo, en lugar de crear un programa específico. Y asegura que esto es algo en lo que no sólo el gobierno, si no la sociedad en conjunto, incluidos los medios de comunicación, deben trabajar.
"Eventualmente esto cambia los roles de género, mientras él está fuera ocho o nueve meses, ella es la cabeza de la familia"
Según grupos de derechos humanos y partidos de la oposición, esto significa que cada año casi 100.000 personas se van —la mayoría hombres, que viajan a la vecina Rusia para trabajar en la industria de la construcción.
El gobierno armenio niega que las cifras sean tan altas. Sin embargo, hay acuerdo general en que alrededor de un millón de armenios viven actualmente en Rusia, dejando sólo a tres millones que siguen en Armenia.
Esta es una caída de 25% desde el colapso de la Unión Soviética en 1991, cuando alrededor de cuatro millones de personas vivían en Armenia.
Bajas tasas de natalidad
Ahora se le pide a las autoridades armenias que actúen: en julio de activistas de derechos humanos enviaron una carta abierta al gobierno, llamando a la emigración un desastre nacional.Una de las autoras de la carta es Karine Danelyan. Ella dice que la falta de hombres se está empezando a sentir en toda la sociedad.
"Es un problema realmente serio. Hay una nueva generación de niñas que crecen, que no tienen ninguna posibilidad de contraer matrimonio, porque todos los chicos están saliendo del país. Por lo tanto las tasas de natalidad aquí en Armenia son demasiado bajas para mantener una población estable".
Pero regresando al pueblo de Dzoragyugh, las preocupaciones de Kazaryan son más inmediatas.
"Es realmente duro porque toda la familia está esperando y esperando a que los hombres vuelvan. Todo lo que queremos es trabajo en Armenia, para que nuestras familias puedan permanecer unidas y para que los padres pueden ver crecer a sus hijos. Una familia es más que sólo la madre. Necesitamos a los papás también aquí".