jueves, 16 de junio de 2016

El turco que luchó para que Alemania reconociera el Genocidio Armenio.



Cem Özdemir (nacido el 21 de diciembre de 1965 en Bad Urach, Baden-Württemberg) es un político alemán, copresidente del partido Alianza 90/Los Verdes junto a Simone Peter.

Hijo de inmigrantes turcos de origen circasiano, Özdemir consiguió la nacionalidad alemana a los 18 años. Después de estudiar Trabajo social, trabajó como pedagogo y periodista. Además, ha publicado varios libros sobre Turquía y la inmigración turca en Alemania. Özdemir está casado con la periodista germano-argentina Pía María Castro. La pareja tiene dos hijos, Mia Rasha y Vito Yunus, y vive en Berlín.

Desde 1981, Özdemir es miembro del partido Los Verdes. Desde 1989 a 1994 formó parte del comité directivo de la organización regional de este partido en Baden-Württemberg. En 1992 fue cofundador de una asociación de inmigrantes dentro del partido. El 2 de junio de 2008, Özdemir anunció su candidatura para suceder a Reinhard Bütikofer, uno de los dos presidentes del partido. El 15 de noviembre de 2008 fue elegido, convirtiéndose en el primer jefe de un partido alemán procedente de una familia inmigrante.

En 1994, Özdemir entró en el Bundestag, donde desde 1998 fue portavoz en asuntos de política interior del grupo parlamentario de Los Verdes. En 2002 renunció a su escaño en el parlamento al verse envuelto en un escándalo que le acusaba de haber utilizado "millas" logradas con viajes hechos como diputado para vuelos privados.


En 2005 fue elegido al Parlamento Europeo, donde fue portavoz del grupo parlamentario Los Verdes / Alianza Libre Europea en asuntos exteriores. Özdemir fue vicepresidente de la comisión parlamentaria que investigó el caso de las cárceles ilegales de la CIA en Europa. Además, se empleó en las relaciones entre la UE y Turquía y en la búsqueda de una solución a la división de Chipre. En 2007 participó en la fundación del European Council on Foreign Relations, un think tank que promueve una política exterior común de la UE.


En Berlín conviven hoy día cuatro comunidades sirio-ortodoxas, además de cristianos iraquíes –los caldeos- y otros grupos ortodoxos. Según estimaciones, alrededor de 150.000 de los llamados arameos residen actualmente en Alemania.

Fue fundamental su trabajo desde hace años para que el Bundestag reconociera el Genocidio Armenio.

El 12 de marzo el año 2015 Özdemir visitó el memorial del genocidio armenio en Ereván , Armenia y declaró formalmente su reconocimiento del Genocidio Armenio y pidió a Turquía reconocerlo así.

En una entrevista declaró: "Yo pienso que Alemania debería aclarar su posicion en torno a la cuestión del genocidio armenio. Como pais amigo de ambos países, pienso que debería ayudar a abrir la frontera entre armenia y Turquía.

Como amigo de ambos países, se debe hacer un esfuerzo, para que las relaciones entre armenia y Turquía se vuelvan igual que las relaciones franco-alemán o polaco-alemanas. "

En 2016 Özdemir presentó una resolución en el Bundestag que considerara formalmente a las matanzas de 1915 como genocidio.
La resolución fue aprobada el 2 de junio 2016 , con una "notable mayoría".

En ese momento , Özdemir hizo hincapié en que la resolución no fue diseñado para señalar con el dedo a otros, pero ese reconocimiento de la responsabilidad parcial de Alemania en el genocidio deberá compensarse.

En 1915, el Imperio Alemán fue un aliado del Imperio Otomano y no habia condenado esa violencia.

Después de la aprobación de la resolución que recibió múltiples amenazas de muerte del Bundestag.

Ayer Cem Özdemir, fue el ponente de la emotiva conmemoración del genocidio contra los arameos por parte del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial.

Trece días después de la resolución del Parlamento alemán sobre el genocidio armenio y otras minorías cristianas, tiene lugar este acto de recuerdo a las víctimas de la masacre contra la comunidad arameo entre 1915 y 1916. Desde el pasado año, víctimas que incluyen a cristianos sirios e iraquíes, así como cristianos griegos ortodoxos de aquella región conmemoran cada 15 de junio esa barbarie. En Berlín conviven hoy día cuatro comunidades sirio-ortodoxas, además de cristianos iraquíes –los caldeos- y otros grupos ortodoxos. Según estimaciones, alrededor de 150.000 de los llamados arameos residen actualmente en Alemania.

“Aquí falta alguien”, dice Özdemir al inicio de su discurso. “Qué bonito hubiera sido haber podido saludar al embajador turco en Berlín o a un muftí.” Más aplausos. “Estoy seguro de que, algún día, conmemoraremos juntos este día”. Y el líder verde argumenta entonces que quién hubiera pensado que fuera posible una resolución casi unánime del Parlamento alemán. En ese momento, se produce un silencio absoluto en la sala.
El discurso de Özdemir supone su primera gran aparición pública en Berlín tras la oleada de críticas turcas y las numerosas amenazas de muerte recibidas desde la resolución sobre el genocidio armenio. Más de media docena de agentes de seguridad personal observan al público durante la velada y protegen al orador.

Aunque las palabras de Özdemir miran hacia el futuro, el líder verde recuerda el duro tono empleado por Ankara y la exigencia del presidente Erdogan de que los diputados de origen turco del Parlamento alemán deben someterse a un análisis de sangre. “Fui a un control rutinario donde mi médico y tuvieron que sacarme sangre. Aunque le insistí, el doctor no pudo certificar la nacionalidad de la sangre que corre por mis venas. Yo soy un ciudadano del mundo”, dice.

Además, recuerda la parte de responsabilidad alemana en el genocidio armenio: diplomáticos, funcionarios, militares y misioneros alemanes “sabían perfectamente lo que sucedía”. Özdemir también saluda la decisión del presidente del Parlamento, Norbert Lammert, de emitir una resolución sobre la masacre alemana de los pueblos herero y nama en la actual Namibia.

Seguridad personal y selfies

Antes y después del discurso, muchas personas se acercan a dar las gracias a Özdemir y a hacerse selfies con él. La televisión armenia lo entrevista y él se muestra tranquilo, decidido y casi optimista. “El 2 de junio no concluyó el debate”, advierte. “La resolución parlamentaria sobre Armenia es el principio de debates y proyectos más importantes”. Özdemir, que se presenta a sí mismo como musulmán suevo, cita entonces un fragmento del Cantar de los cantares, del Nuevo Testamento, sobre la necesidad de transmitir amor y respeto a los niños y “educarlos no en el espíritu del odio, sino en el del amor.”

Tras sus palabras, música y una plegaria conjunta de obispos sirios. También hablan representantes de las comunidades arameas y lo hacen sin pelos en la lengua. Tras los agradecimientos y alabanzas al jefe de la bancada de la CDU en el Parlamento, Volker Kauder, y sobre todo, a Özdemir, siguen las críticas hacia la canciller, Angela Merkel, que “reacciona de forma tibia e inocua hacia Erdogan”. Josef Kaya, de la Fundación de Estudios Arameos, dice que el Parlamento debería multar a quien niegue el genocidio y poner en marcha una comisión histórica para la elaboración de la masacre.

La historiadora Dorothea Weltecke, profesora de Historia de las Religiones en la Universidad de Costanza, pone como ejemplo la Comisión Histórica Independiente sobre el papel del ministerio de Exteriores durante la época del nacionalsocialismo. Y Daniyel Demir, presidente de la Asociación Federal de Arameos en Alemania, mira al presente: “Actualmente, se produce en Siria e Irak una destrucción bárbara de otra patria histórica del cristianismo. Y, como hace cien años, se mira hacia otro lado. Eso es justo lo que no debe pasar”.